domingo, 24 de junio de 2012

Emblemas heráldicos de Cairasco de Figueroa


La estrella de la Atlántica Corte

Emblemas heráldicos de Cairasco de Figueroa
por
Juan Ramón Gómez-Pamo y Guerra del Río



             Cirilo Suárez: Bartolomé Cairasco de Figueroa. 1945.
          Gabinete Literario. Las Palmas de Gran Canaria
Bartolomé Cairasco de Figueroa ha gozado, desde su propia época, de un prestigio que no se ha interrumpido en la historia de la literatura canaria. Su condición de músico, que había sido mencionada por Pedro Agustín del Castillo, Viera y Clavijo y Millares Torres [1], fue documentada por Lola de la Torre [2]. El poeta tocaba el órgano de la catedral de Canarias y ponía letra a las composiciones musicales de su compañero de Cabildo el también canónigo Ambrosio López. Por la estrecha y fructífera colaboración que hubo entre ambos, se les ha calificado de «formidable binomio músico-literario [3]».

El canónigo Cairasco fue el centro del ambiente cultivado de la ciudad de Canaria en el momento de esplendor que ésta gozó antes de los dos terribles ataques que sufrió a fines de la decimosexta centuria. Había reunido en los jardines de su residencia un famoso cenáculo, la Academia del Apolo Délfico. Es de suponer que sus miembros, además de cultivar la poesía, la historia de las islas y la música, actividades que sabemos que les interesaban, en algún momento también fijaron su atención en los emblemas heráldicos, en la ciencia heroica como ha sido llamada la disciplina que los estudiaba. El ambiente era propicio en la ciudad de Las Palmas, donde se había creado una sociedad cosmopolita formada por los descendientes de los conquistadores, de los primeros pobladores de origen ibérico y de los mercaderes genoveses de la primera época, a los que se habían ido uniendo los funcionarios y militares enviados por la corona, otros mercaderes peninsulares, flamencos, franceses, que se establecían en la isla, etc. Con ellos se fue formando a lo largo del siglo XVI una oligarquía con pujos de nobleza, antecedente de lo que más adelante serían «las casas».

Bartolomé Cairasco era hijo de un próspero mercader nizardo convertido en hacendado, Mateo Cairasco, y de María de Figueroa, hija a su vez de un genovés, Bartolomé Fontana, y de una canaria descendiente de conversos y de indígenas de La Palma. Por lo tanto formaba parte de una familia con varias generaciones en las islas, cuyos miembros, como los de otros grupos familiares de su entorno, habían adquirido los hábitos propios del patriciado urbano de la época. Por el lado materno tenía una gran parentela de linajes de relieve en la isla, sus propios hermanos enlazaron con lo más granado de esa incipiente sociedad. La familia seguía los hábitos de la nobleza y los pasos adecuados para mantener un status privilegiado, como ocupar cargos en la Iglesia, realizar matrimonios endogámicos de clase, etc.

Por otro lado, no hay que olvidar que uno los posibles contertulios de la Academia fue Gonzalo Argote de Molina, una de las máximas autoridades en genealogía, heráldica e historia de ese siglo [4]. Algunos de los amigos comprobados de Cairasco han dejado en sus publicaciones muestras de no ser ajenos al uso de emblemas heráldicos. Es el caso de la obra de Pacheco de Narváez, Libro de las grandezas de la espada, en cuyo frontispicio figura un escudo partido con las armas de Felipe III y de la reina Margarita. En otra página aparecen, además del retrato del autor, sus propios emblemas heráldicos familiares [5]. En la portada de la edición príncipe del Poema de Viana vemos las armas del capitán Juan Guerra de Ayala, a.quien va dirigido, y del propio Antonio de Viana [6]. En otra obra del mismo autor, Espejo de chirurgia, figura el escudo de armas del Doctor Francisco de Figueroa, a quien está dedicada [7].
                   Anónimo: Bartolomé Cairasco de Figueroa. 1603

Las armas de Cairasco de Figueroa

           Escudo de armas de Bartolomé Cairasco de Figueroa
Las armas de Bartolomé Cairasco se representan normalmente en un escudo partido que lleva en el primer cuartel las del linaje paterno, Cairasco, y en el segundo las correspondientes a la familia gallega cuyo apellido ostentaba su madre, Figueroa. Fernández de Béthencourt blasonó las armas del linaje nizardo: «En escudo de azur un árbol de sinople sumado de un lucero de plata [8]». El árbol ha sido identificado con un olivo por el propio poeta que evoca el matrimonio de sus padres con alusiones a sus emblemas heráldicos: «y juntará, por orden de su estrella,/ su oliva noble a la higuera bella [9]». Esas armas aparecen con la disposición descrita anteriormente en unas lápidas situadas en la capilla mayor de la iglesia de Santo Domingo de Las Palmas de Gran Canaria, como veremos más adelante. Mientras que en las representaciones incluidas en las ediciones de Lisboa y Madrid del Templo Militante y en el cuadro de la capilla de Santa Catalina Mártir de la catedral canariense, el lucero aparece situado por encima del olivo, pero en un campo delimitado, en el jefe. En la edición de Valladolid el olivo y el lucero se representan en un cortado.

Las armas de los Figueroa son mucho más conocidas, de oro cinco hojas de higuera de sinople [10]. La presencia en la ciudad de Canaria del obispo Don Fernando Suárez de Figueroa, a quien Agustín Millares Torres llama deudo del poeta [11], hacía que sus emblemas heráldicos fueran bastante conocidos. Las armas del prelado se ostentaban al menos en la primitiva fachada de la catedral [12].

Millares Torres menciona también el catafalco levantado en medio de la nave principal de dicho templo catedralicio con motivo de las exequias del canónigo poeta, «rodeado de vistosos emblemas, con las armas de las casas de Cairasco y Figueroa y versos latinos y castellanos alusivos a sus méritos». Algunos de esos versos hacían referencia a los emblemas familiares del poeta, como el olivo de los Cairasco: «Bien semejante a la oliva/ en la Santa Iglesia fuiste/ pues sesenta años serviste». Al lucero o estrella del mismo linaje: «con razón tenéis la estrella/ pues cantáis la estrella y norte/ de aquesta Atlántica corte». Y a las hojas de higuera de los Figueroa: «Arrancó y llevó la higuera/ la muerte con mil congojas/ pero no llevó las hojas [13]».

Las ediciones de sus obras

     Bartolomé Cairasco de Figueroa: Templo militante. Portadas de las ediciones de 1603, 1609, 1615 y 1618

La edición vallisoletana de 1603 del Templo militante de Bartolomé Carrasco [14], cuenta con un bello principio de tipo arquitectónico, un pórtico con dos pares de columnas, coronado por un frontón partido. En él se representan dos escudos, uno en medio del frontón y otro en el centro del basamento. El superior lleva las armas de Felipe III y la reina Margarita, las de ésta con algunas diferencias con respecto a las que aparecían en el libro de Pacheco de Narváez anteriormente citado.

El escudo inferior tiene la forma ovalada que los tratadistas de la llamada heráldica normativa consideraban adecuada para damas y clérigos, ya que el tipo de escudo militar les parecía más propio de los caballeros. Las armas del poeta figuran dispuestas en un partido de Cairasco y Figueroa, pero las del primer linaje se representan aquí en un cortado, en el primer cuartel el lucero y en el segundo el olivo. Las armas de los Figueroa no experimentan cambios, las cinco hojas de higuera se representan de la forma tradicional. El escudo no lleva timbre, al tratarse de un clérigo no procedía colocarle un yelmo, tampoco aparece timbrada ninguna de las otras representaciones de las armas de Bartolomé. Está situado sobre una historiada cartela horadada, a través de la cual aparecen dos estandartes, en el de la izquierda del espectador figura una cruz, probable alusión al emblema de la república de Génova, origen familiar de Cairascos y Fontanas, el de la derecha porta el lucero de los Cairasco.

               Autógrafo de Bartolomé Cairasco de Figueroa
En las ediciones de Lisboa y Madrid del Templo militante aparece un grabado con un retrato del poeta a sus sesenta años de edad, fechado en 1600 [15]. El canónigo está representado con traje talar y bonete, mirando de frente al espectador, mientras que con su mano derecha, a cuyo lado está un tintero, escribe con una pluma en un libro que sostiene con la mano izquierda. El retrato está enmarcado por una orla circular, en cuya parte superior aparece una cruz potenzada, y colocado sobre una cartela. En la mitad superior de ésta, dos figuras femeninas, dos ninfas o musas, se encaraman por sus bordes apergaminados, sosteniendo una corona de laurel que centra la parte alta de la composición. En la mitad inferior, dos faunos músicos, uno con cuerno o trompa natural y otro con vihuela o viola de arco, parecen soportar el círculo, apoyados en los bordes inferiores de la cartela.

Debajo del retrato y en medio de los bordes apergaminados de la parte inferior de la cartela se ha representado un escudo que adopta las formas caprichosas características de la heráldica italiana. Porta las armas del canónigo, el olivo y la estrella, ésta no aparece surmontada sino situada en el jefe. Las armas de Figueroa, las cinco hojas de higuera, están colocadas en la bordura. Esta es una solución muy usada en Castilla durante la época medieval para combinar dos armerías, las principales, en este caso las del linaje paterno, Cairasco, aparecen en el campo del escudo, las secundarias, aquí las maternas, Figueroa, se representan en la bordura, en una posición jerárquicamente inferior.

El grabado parece convertirse en una alegoría de Cairasco, tal como le hubiera gustado ser recordado, en su doble condición de clérigo y de poeta coronado de laurel por las musas, esto explicaría las alusiones a su afición a la música y la presencia de los emblemas familiares que nos hablan de sus orígenes y abolengo.

La capilla de Cairasco

                   Juan de Roelas: Santa Catalina de Alejandría. Catedral de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria

Cairasco donó para su capilla de Santa Catalina de Alejandría, en la Catedral de Santa Ana [16], una hermosa Sacra conversación que había hecho traer de Sevilla [17], y que Hernández Perera ha atribuido a Juan de Roelas [18]. En ella figuran la Virgen y el Niño con Santa Catalina, San Bernardo, San Julián y el propio donante arrodillado.

En la esquina inferior izquierda de la composición podemos distinguir un escudo que aparece inclinado por estar apoyado en unas piedras a los pies de San Julián. Lleva las armas usadas por el poeta, un partido de Cairasco y Figueroa, el olivo casi no se percibe, el lucero de plata está situado en el jefe, en cambio el campo de oro y las cinco hojas de higuera de sinople se aprecian con claridad. En el extremo derecho del cuadro hay un árbol, en cuyo tronco está colocado, de frente al espectador, otro escudo también partido: primero, losangeado de plata y gules; segundo, una fuente. Se trata de las armas parlantes del abuelo materno del poeta, Bartolomé Fontana. Recordemos que una importante familia genovesa, los Grimaldi, miembros de cuyo albergo se establecieron en Canarias, llevaban «un escudo de lisonjas de plata y rojo [19]».

Las lápidas de sus familiares

El mayorazgo fundado por Cairasco y el patronato anejo de la capilla de Santa Catalina de Alejandría recayeron en la familia Castillo. Doña María Cairasco de Figueroa y Salbago, sobrina de Bartolomé, hija de su hermano Félix, casó con el maestre de campo Hernando del Castillo. Su bisnieta, doña Jerónima del Castillo Cabeza de Vaca y Cairasco, contrajo matrimonio con su primo, el historiador Pedro Agustín del Castillo Ruiz de Vergara, cuya familia detentaba el patronato de la capilla mayor del convento dominico de Las Palmas de Gran Canaria, actual templo parroquial de Santo Domingo, desde su reconstrucción a principios del siglo XVII [20]. En dicha capilla se conserva la lápida blasonada, realizada en cantería del país, de doña Jerónima. Sus armas se disponen en un escudo medio cortado y partido: en el primer cuartel, las armas de Cairasco, el olivo surmontado de un lucero; en el segundo, las armas de Castillo, el castillo con dos perros encadenados a la puerta, bordura con ocho aspas [21]; tercero, Cabeza de Vaca, el jaquelado y la orla con seis cabezas de vaca [22]. Al timbre, un yelmo o casco de caballero. Acompaña al escudo la siguiente inscripción: «HIC/ Doña Gerónima del Castillo Ca/besa de Baca y/ Benavente que/ falleció en 16/ de agosto de 1757 de 83/ años un mes i 4 días». Es de destacar que a pesar del uso por doña Jerónima del apellido Castillo en primer lugar, son las armas de Cairasco las que aparecen en el primer cuartel, indicando que es la titular del mayorazgo de esa familia.

 Escudo de la lápida sepulcral de doña Jerónima del Castillo Cabeza de Vaca
Escudo de la lápida sepulcral de don Francisco del Castillo Ruiz de Vergara

Al lado de la lápida anteriormente descrita se conserva la del segundo conde de la Vega Grande, don Francisco Javier del Castillo Ruiz de Vergara y Amoreto, nieto de Pedro Agustín y Jerónima, que había fallecido en 1800. A partir de Pedro Agustín del Castillo su familia usaba un escudo medio cortado y partido: primero, León; segundo, Castillo; tercero Ruiz de Vergara; campaña terciada en palo: primero, Muxica; segundo, Aguilar; tercero, Salazar. Incluían, por tanto, las armas de los linajes cuyos mayorazgos habían heredado. Esa composición la vemos repetida con pocas variantes en algunas de las lápidas de la citada capilla mayor, en las fachadas de sus casas de las plazas de Santa Ana y Espíritu Santo y en el retrato que Juan de Miranda realizó de don Cristóbal Cayetano del Castillo Ruiz de Vergara, por citar unos ejemplos.

El escudo se complica en la lápida del segundo conde, a las armas citadas se añaden los emblemas que aparecían en el cuadro de Santa Catalina. Se disponen en un terciado en palo: primero, cortado de León y Castillo; segundo, cortado de Aguilar y Salazar; tercero, Ruiz de Vergara; campaña terciada en palo: primero, Muxica; segundo, partido de Cairasco, el olivo surmontado del lucero, y Figueroa; tercero, Fontana, partido del losange y la fuente: Al timbre, una corona, por el título condal. El escudo lleva acolada la cruz de los miembros del Santo Oficio de la Inquisición, del que don Francisco era Alguacil Mayor [23].

               Paolo Triscornia: Bartolomé Cairasco de Figueroa. 1894
Graciliano Afonso recordaba en 1840: «D. Bartolomé Cairasco Dignidad de Prior de esta Santa Iglesia Catedral de Canaria, cuyo nombre solo es su mayor elogio, fundó la Capilla de Sta. Catalina, que es la última al lado izquierdo del magnífico templo Catedral... Como representante de la casa de Cairasco es Patrono de esta Capilla el Sr. Conde de Vega Grande de Guadalupe D. Agustín del Castillo y Betancourt [24]». En el escudo de armas usado por éste se aprecian algunas variantes con respecto al de la lápida de su abuelo, el segundo conde. Una lámina con dichas armas se pudo ver en la exposición celebrada en 1950 en El Museo Canario, llevaba la siguiente inscripción «Casa del Castillo Bethencour y alianzas/ de las islas Canarias». En ella aparecían las siguientes armerías en un escudo terciado en palo y cortado: primero, Béthencourt; segundo, Amoreto; tercero, Ruiz de Vergara; cuarto, Mesía; quinto, cortado de Castillo y León; sexto, Salazar; campaña jironada: primero, Muxica; segundo, Lezcano; tercero, Zurita; cuarto, partido de Cairasco, el olivo figura en el campo y el lucero en el jefe, y Figueroa; quinto, Aguilar. Al timbre, corona condal, por el título de Vega Grande, superando el delfín, con el lema «según las obras», de Ruiz de Vergara, superada la corona de un casco de caballero que mira al frente, con un león saliente por cimera y el lema «ensalza siempre la vida la honra si no se olvida», de Béthencourt. Por tenantes, los dos canarios de ese linaje [25].

La fundación vincular perpetuó las armas usadas por Bartolomé Cairasco de Figueroa aún después de extinguirse la línea masculina de su familia. El hecho de que fuera heredada por los Castillo, futuros condes de la Vega Grande, posibilitó que éstos incluyeran las armas del poeta entre sus numerosos cuarteles hasta bien entrado el siglo XIX.

La reivindicación de la figura de Cairasco por parte de un personaje tan influyente en la vida cultural de la ciudad de Las Palmas como Graciliano Afonso propició que, en la generación siguiente, se promoviera la construcción, en el solar que ocuparon su casa y jardín, de un espacio dedicado a su memoria. En ese entorno se levantaron el Teatro Cairasco, la plaza y el monumento en su honor que la preside [26]. Este retrato marmóreo, obra de Paolo Triscornia, está colocado sobre un pedestal de piedra y muestra el busto del poeta sostenido por un fuste rodeado en su base por una corona de laurel y que mantiene dos libros en cuyos lomos figuran sus títulos: Exdrvjulea y Flos sanctorum, sobre los que se apoya directamente el citado busto. En el fuste se ha labrado un escud con las armas de Carrasco, el olivo y la estrella situada en el jefe, y Figueroa, la cinco hojas de higuera puestas en aspa.

              Paolo Triscornia: Bartolomé Cairasco de Figueroa. 1894 [Detalle]


notas

[1] Alonso, María Rosa: «La obra literaria de Bartolomé Cairasco de Figueroa». Revista de Historia. N. 100, t. XVIII, 1952, p. 334-389, en pp. 338-339.

[2] Torre, Lola de la: «Documentos sobre la música en la Catedral de Las Palmas (1601-1605)». El Museo Canario. L, 1995, p. 401-439, en pp. 402 y 419.

[3] Lobo Cabrera, Manuel; Siemens Hernández, Lothar: «El canónigo Ambrosio López, primer polifonista canario, y su salmo “In exitu Israel”». El Museo Canario. XLIX, 1992-1994, p. 16 1-205, en p. 173.292

[4] Cioranescu, Alejandro: «Cairasco de Figueroa: su vida, su familia, sus amigos». Anuario de Estudios Atlánticos. N. 3, 1957, pp. 275-386, en pp. 355-356.

[5] Pacheco de Narváez, Luis: Libro de las grandezas de la espada, en que se declaran muchos secretos del que compuso el Comendador Gerónimo Carrança, en el qual cada uno se podrá licionar, y deprender á solas, sin tener necesidad de maestro que le enseñe. Madrid: herederos de Juan Iñíguez de Lequerica, 1600.
[6] Viana, Antonio de: Antigüedades de las Islas Afortunadas de la Gran Canaria, conquista de Tenerife y aparescimiento de la Ymagen de Candelaria. Sevilla: Bartolomé Gómes, 1604.

[7] Ídem: Espejo de chirurgia. Lisboa: Pedro Craesbeek, 1631.

[8] Fernández de Béthencourt, Francisco: Nobiliario de Canarias. La Laguna de Tenerife: J. Régulo, 1952-1967, t. 1, p. 454, en nota. El término «sumado» se utiliza cuando las dos figuras están en contacto, en el caso de las armas de los Cairasco, el árbol y el lucero o estrella están separados, por lo que hubiera sido más correcto utilizar «surmontado».

[9] Cairasco de Figueroa, B.: Antología poética. Islas Canarias: Viceconsejería de Cultura y Deportes, 1989, p. 182;  Millares Torres, Agustín: Biografías de canarios célebres. Las Palmas de Gran Canaria: Edirca, 1982, t. 1, p. 138.

[10] Argote de Molina, Gonzalo: Nobleza del Andalucía. Jaén: Instituto de Estudios Giennenses, 1957, pp. 720-721.

[11] Millares Torres, Agustín: Op. cit. en n. 9, p. 138.

[12] Gómez-Pamo y Guerra del Río, Juan Ramón: «El programa heráldico de Néstor Álamo para la Casa de Colón». En XI Coloquio de Historia Canario-Americana (1994). Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular, 1996, t. II, p. 265-281, en p. 269-270 y 272.

[13] Millares Torres, Agustín: Op. cit. en n. 9, p. 140.

[14] Cairasco de Figueroa, Bartolomé: Templo militante triumphos de virtudes festividades y vidas de santos: primera y segunda parte. Valladolid: Luis Sánchez, 1603.

[15] Alonso, María Rosa: Op. cit. en n. 1, p. 339. El retrato de Cairasco que reproducimos en este trabajo corresponde a Cairasco de Figueroa, Bartolomé: Templo militante flos sanctorum, y triumphos de sus virtudes dirigidos a la M.C. del Rey Don Phelippe N.S. Tercero deste nombre: primera y segunda parte. Lisboa, Pedro Crasbeeck, 1615. Biblioteca de la Sociedad Científica El Museo Canario, legado Maffiotte, signatura M-II-E-13.

[16] Cazorla León, Santiago: Historia de la Catedral de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria: Real Sociedad Económica de Amigos del País, 1992, pp. 213-225.

[17] Bonnet, Buenaventura: «El cuadro de Santa Catalina en la catedral de Las Palmas». Revista de Historia. N. 85, t. XV, año XXII, 1949, pp. 98-102.

[18] Hernández Perera, Jesús: «Arte». En Canarias. Madrid: Fundación Juan March, 1984, pp. 141-340, en pp. 259-260.

[19] Argote de Molina, Gonzalo: Op. cit. en n. 10, pp. 486 y 598.
[20] Fernández de Béthencourt, Francisco: Op. cit. en n. 8, pp. 371 y 448-455.

[21] Ídem, p. 414.

[22] Argote de Molina, Gonzalo: Op. cit. en n. 10, pp. 77-78.

[23] Esta lápida y la anterior se mencionan en Guía de la exposición retrospectiva en El Museo Canario. Las Palmas: El Museo Canario, 1950, números 316 y 329.

[24] Afonso, Graciliano: La Capilla y sepulcro de Cairasco. Las Palmas: Imprenta de Las Palmas, 1840, preliminar.

[25] Guía... Op. cit. en n. 23, número 373: «Escudo de armas de la familia Castillo Bethencourt y alianzas, en colores». Hemos consultado la fotografía en blanco y negro realizada por José Naranjo Suárez. Fototeca de la Sociedad Científica El Museo Canario, n. 4.978.

[26] Quesada Acosta, Ana: La escultura conmemorativa en Gran Canaria [1820-1994]. Las Palmas de Gran Canaria: Ayuntamiento, 1996, pp. 39-46 y 68-70.

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