La estrella de la Atlántica Corte
Emblemas heráldicos de Cairasco de Figueroa
Emblemas heráldicos de Cairasco de Figueroa
por
Juan Ramón
Gómez-Pamo y Guerra del Río
Cirilo Suárez: Bartolomé Cairasco de Figueroa. 1945.
Gabinete Literario. Las
Palmas de Gran Canaria
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Bartolomé Cairasco de Figueroa ha gozado, desde su
propia época, de un prestigio que no se ha interrumpido en la historia de la
literatura canaria. Su condición de músico, que había sido mencionada por Pedro
Agustín del Castillo, Viera y Clavijo y Millares Torres [1], fue documentada
por Lola de la Torre [2]. El poeta tocaba el órgano de la catedral de Canarias
y ponía letra a las composiciones musicales de su compañero de Cabildo el
también canónigo Ambrosio López. Por la estrecha y fructífera colaboración que
hubo entre ambos, se les ha calificado de «formidable binomio músico-literario
[3]».
El canónigo Cairasco fue el centro del ambiente
cultivado de la ciudad de Canaria en el momento de esplendor que ésta gozó
antes de los dos terribles ataques que sufrió a fines de la decimosexta
centuria. Había reunido en los jardines de su residencia un famoso cenáculo, la
Academia del Apolo Délfico. Es de suponer que sus miembros, además de cultivar
la poesía, la historia de las islas y la música, actividades que sabemos que
les interesaban, en algún momento también fijaron su atención en los emblemas
heráldicos, en la ciencia heroica como ha sido llamada la disciplina que los estudiaba.
El ambiente era propicio en la ciudad de Las Palmas, donde se había creado una
sociedad cosmopolita formada por los descendientes de los conquistadores, de
los primeros pobladores de origen ibérico y de los mercaderes genoveses de la
primera época, a los que se habían ido uniendo los funcionarios y militares
enviados por la corona, otros mercaderes peninsulares, flamencos, franceses,
que se establecían en la isla, etc. Con ellos se fue formando a lo largo del
siglo XVI una oligarquía con pujos de nobleza, antecedente de lo que más
adelante serían «las casas».
Bartolomé Cairasco era hijo de un próspero mercader
nizardo convertido en hacendado, Mateo Cairasco, y de María de Figueroa, hija a
su vez de un genovés, Bartolomé Fontana, y de una canaria descendiente de
conversos y de indígenas de La Palma. Por lo tanto formaba parte de una familia
con varias generaciones en las islas, cuyos miembros, como los de otros grupos
familiares de su entorno, habían adquirido los hábitos propios del patriciado
urbano de la época. Por el lado materno tenía una gran parentela de linajes de
relieve en la isla, sus propios hermanos enlazaron con lo más granado de esa
incipiente sociedad. La familia seguía los hábitos de la nobleza y los pasos
adecuados para mantener un status privilegiado, como ocupar cargos en la
Iglesia, realizar matrimonios endogámicos de clase, etc.
Por otro lado, no hay que olvidar que uno los
posibles contertulios de la Academia fue Gonzalo Argote de Molina, una de las
máximas autoridades en genealogía, heráldica e historia de ese siglo [4].
Algunos de los amigos comprobados de Cairasco han dejado en sus publicaciones
muestras de no ser ajenos al uso de emblemas heráldicos. Es el caso de la obra
de Pacheco de Narváez, Libro de las grandezas de la espada, en cuyo
frontispicio figura un escudo partido con las armas de Felipe III y de la reina
Margarita. En otra página aparecen, además del retrato del autor, sus propios
emblemas heráldicos familiares [5]. En la portada de la edición príncipe del
Poema de Viana vemos las armas del capitán Juan Guerra de Ayala, a.quien va
dirigido, y del propio Antonio de Viana [6]. En otra obra del mismo autor,
Espejo de chirurgia, figura el escudo de armas del Doctor Francisco de
Figueroa, a quien está dedicada [7].
Anónimo: Bartolomé Cairasco de Figueroa. 1603
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Las armas de Cairasco de Figueroa
Escudo de armas de Bartolomé Cairasco
de Figueroa
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Las armas de Bartolomé Cairasco se representan
normalmente en un escudo partido que lleva en el primer cuartel las del linaje
paterno, Cairasco, y en el segundo las correspondientes a la familia gallega
cuyo apellido ostentaba su madre, Figueroa. Fernández de Béthencourt blasonó
las armas del linaje nizardo: «En escudo de azur un árbol de sinople sumado de
un lucero de plata [8]». El árbol ha sido identificado con un olivo por el
propio poeta que evoca el matrimonio de sus padres con alusiones a sus emblemas
heráldicos: «y juntará, por orden de su estrella,/ su oliva noble a la higuera
bella [9]». Esas armas aparecen con la disposición descrita anteriormente en
unas lápidas situadas en la capilla mayor de la iglesia de Santo Domingo de Las
Palmas de Gran Canaria, como veremos más adelante. Mientras que en las
representaciones incluidas en las ediciones de Lisboa y Madrid del Templo
Militante y en el cuadro de la capilla de Santa Catalina Mártir de la catedral
canariense, el lucero aparece situado por encima del olivo, pero en un campo
delimitado, en el jefe. En la edición de Valladolid el olivo y el lucero se
representan en un cortado.
Las armas de los Figueroa son mucho más conocidas, de
oro cinco hojas de higuera de sinople [10]. La presencia en la ciudad de
Canaria del obispo Don Fernando Suárez de Figueroa, a quien Agustín Millares
Torres llama deudo del poeta [11], hacía que sus emblemas heráldicos fueran
bastante conocidos. Las armas del prelado se ostentaban al menos en la
primitiva fachada de la catedral [12].
Millares Torres menciona también el catafalco
levantado en medio de la nave principal de dicho templo catedralicio con motivo
de las exequias del canónigo poeta, «rodeado de vistosos emblemas, con las
armas de las casas de Cairasco y Figueroa y versos latinos y castellanos
alusivos a sus méritos». Algunos de esos versos hacían referencia a los
emblemas familiares del poeta, como el olivo de los Cairasco: «Bien semejante a
la oliva/ en la Santa Iglesia fuiste/ pues sesenta años serviste». Al lucero o
estrella del mismo linaje: «con razón tenéis la estrella/ pues cantáis la
estrella y norte/ de aquesta Atlántica corte». Y a las hojas de higuera de los
Figueroa: «Arrancó y llevó la higuera/ la muerte con mil congojas/ pero no
llevó las hojas [13]».
Las ediciones de sus obras
Bartolomé Cairasco de Figueroa: Templo militante. Portadas de las
ediciones de 1603, 1609, 1615 y 1618
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La edición vallisoletana de 1603 del Templo militante
de Bartolomé Carrasco [14], cuenta con un bello principio de tipo
arquitectónico, un pórtico con dos pares de columnas, coronado por un frontón
partido. En él se representan dos escudos, uno en medio del frontón y otro en
el centro del basamento. El superior lleva las armas de Felipe III y la reina
Margarita, las de ésta con algunas diferencias con respecto a las que aparecían
en el libro de Pacheco de Narváez anteriormente citado.
El escudo inferior tiene la forma ovalada que los
tratadistas de la llamada heráldica normativa consideraban adecuada para damas
y clérigos, ya que el tipo de escudo militar les parecía más propio de los
caballeros. Las armas del poeta figuran dispuestas en un partido de Cairasco y
Figueroa, pero las del primer linaje se representan aquí en un cortado, en el
primer cuartel el lucero y en el segundo el olivo. Las armas de los Figueroa no
experimentan cambios, las cinco hojas de higuera se representan de la forma
tradicional. El escudo no lleva timbre, al tratarse de un clérigo no procedía
colocarle un yelmo, tampoco aparece timbrada ninguna de las otras
representaciones de las armas de Bartolomé. Está situado sobre una historiada
cartela horadada, a través de la cual aparecen dos estandartes, en el de la
izquierda del espectador figura una cruz, probable alusión al emblema de la
república de Génova, origen familiar de Cairascos y Fontanas, el de la derecha
porta el lucero de los Cairasco.
Autógrafo de Bartolomé Cairasco de
Figueroa
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En las ediciones de Lisboa y Madrid del Templo
militante aparece un grabado con un retrato del poeta a sus sesenta años de
edad, fechado en 1600 [15]. El canónigo está representado con traje talar y
bonete, mirando de frente al espectador, mientras que con su mano derecha, a
cuyo lado está un tintero, escribe con una pluma en un libro que sostiene con
la mano izquierda. El retrato está enmarcado por una orla circular, en cuya
parte superior aparece una cruz potenzada, y colocado sobre una cartela. En la
mitad superior de ésta, dos figuras femeninas, dos ninfas o musas, se encaraman
por sus bordes apergaminados, sosteniendo una corona de laurel que centra la
parte alta de la composición. En la mitad inferior, dos faunos músicos, uno con
cuerno o trompa natural y otro con vihuela o viola de arco, parecen soportar el
círculo, apoyados en los bordes inferiores de la cartela.
Debajo del retrato y en medio de los bordes
apergaminados de la parte inferior de la cartela se ha representado un escudo
que adopta las formas caprichosas características de la heráldica italiana.
Porta las armas del canónigo, el olivo y la estrella, ésta no aparece
surmontada sino situada en el jefe. Las armas de Figueroa, las cinco hojas de
higuera, están colocadas en la bordura. Esta es una solución muy usada en
Castilla durante la época medieval para combinar dos armerías, las principales,
en este caso las del linaje paterno, Cairasco, aparecen en el campo del escudo,
las secundarias, aquí las maternas, Figueroa, se representan en la bordura, en
una posición jerárquicamente inferior.
El grabado parece convertirse en una alegoría de
Cairasco, tal como le hubiera gustado ser recordado, en su doble condición de
clérigo y de poeta coronado de laurel por las musas, esto explicaría las
alusiones a su afición a la música y la presencia de los emblemas familiares
que nos hablan de sus orígenes y abolengo.
La capilla de Cairasco
Juan de Roelas: Santa Catalina de
Alejandría. Catedral de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria
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Cairasco donó para su capilla de Santa Catalina de
Alejandría, en la Catedral de Santa Ana [16], una hermosa Sacra conversación
que había hecho traer de Sevilla [17], y que Hernández Perera ha atribuido a
Juan de Roelas [18]. En ella figuran la Virgen y el Niño con Santa Catalina,
San Bernardo, San Julián y el propio donante arrodillado.
En la esquina inferior izquierda de la composición
podemos distinguir un escudo que aparece inclinado por estar apoyado en unas
piedras a los pies de San Julián. Lleva las armas usadas por el poeta, un
partido de Cairasco y Figueroa, el olivo casi no se percibe, el lucero de plata
está situado en el jefe, en cambio el campo de oro y las cinco hojas de higuera
de sinople se aprecian con claridad. En el extremo derecho del cuadro hay un
árbol, en cuyo tronco está colocado, de frente al espectador, otro escudo
también partido: primero, losangeado de plata y gules; segundo, una fuente. Se
trata de las armas parlantes del abuelo materno del poeta, Bartolomé Fontana.
Recordemos que una importante familia genovesa, los Grimaldi, miembros de cuyo
albergo se establecieron en Canarias, llevaban «un escudo de lisonjas de plata
y rojo [19]».
Las lápidas de sus familiares
El mayorazgo fundado por Cairasco y el patronato
anejo de la capilla de Santa Catalina de Alejandría recayeron en la familia
Castillo. Doña María Cairasco de Figueroa y Salbago, sobrina de Bartolomé, hija
de su hermano Félix, casó con el maestre de campo Hernando del Castillo. Su
bisnieta, doña Jerónima del Castillo Cabeza de Vaca y Cairasco, contrajo
matrimonio con su primo, el historiador Pedro Agustín del Castillo Ruiz de
Vergara, cuya familia detentaba el patronato de la capilla mayor del convento
dominico de Las Palmas de Gran Canaria, actual templo parroquial de Santo
Domingo, desde su reconstrucción a principios del siglo XVII [20]. En dicha
capilla se conserva la lápida blasonada, realizada en cantería del país, de
doña Jerónima. Sus armas se disponen en un escudo medio cortado y partido: en
el primer cuartel, las armas de Cairasco, el olivo surmontado de un lucero; en
el segundo, las armas de Castillo, el castillo con dos perros encadenados a la
puerta, bordura con ocho aspas [21]; tercero, Cabeza de Vaca, el jaquelado y la
orla con seis cabezas de vaca [22]. Al timbre, un yelmo o casco de caballero.
Acompaña al escudo la siguiente inscripción: «HIC/ Doña Gerónima del Castillo
Ca/besa de Baca y/ Benavente que/ falleció en 16/ de agosto de 1757 de 83/ años
un mes i 4 días». Es de destacar que a pesar del uso por doña Jerónima del
apellido Castillo en primer lugar, son las armas de Cairasco las que aparecen
en el primer cuartel, indicando que es la titular del mayorazgo de esa familia.
Escudo de la lápida sepulcral de doña
Jerónima del Castillo Cabeza de Vaca
Escudo de la lápida sepulcral de don
Francisco del Castillo Ruiz de Vergara
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Al lado de la lápida anteriormente descrita se
conserva la del segundo conde de la Vega Grande, don Francisco Javier del
Castillo Ruiz de Vergara y Amoreto, nieto de Pedro Agustín y Jerónima, que
había fallecido en 1800. A partir de Pedro Agustín del Castillo su familia
usaba un escudo medio cortado y partido: primero, León; segundo, Castillo;
tercero Ruiz de Vergara; campaña terciada en palo: primero, Muxica; segundo,
Aguilar; tercero, Salazar. Incluían, por tanto, las armas de los linajes cuyos
mayorazgos habían heredado. Esa composición la vemos repetida con pocas
variantes en algunas de las lápidas de la citada capilla mayor, en las fachadas
de sus casas de las plazas de Santa Ana y Espíritu Santo y en el retrato que
Juan de Miranda realizó de don Cristóbal Cayetano del Castillo Ruiz de Vergara,
por citar unos ejemplos.
El escudo se complica en la lápida del segundo conde,
a las armas citadas se añaden los emblemas que aparecían en el cuadro de Santa
Catalina. Se disponen en un terciado en palo: primero, cortado de León y
Castillo; segundo, cortado de Aguilar y Salazar; tercero, Ruiz de Vergara;
campaña terciada en palo: primero, Muxica; segundo, partido de Cairasco, el
olivo surmontado del lucero, y Figueroa; tercero, Fontana, partido del losange
y la fuente: Al timbre, una corona, por el título condal. El escudo lleva
acolada la cruz de los miembros del Santo Oficio de la Inquisición, del que don
Francisco era Alguacil Mayor [23].
Paolo Triscornia: Bartolomé Cairasco de Figueroa. 1894
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Graciliano Afonso recordaba en 1840: «D. Bartolomé
Cairasco Dignidad de Prior de esta Santa Iglesia Catedral de Canaria, cuyo
nombre solo es su mayor elogio, fundó la Capilla de Sta. Catalina, que es la
última al lado izquierdo del magnífico templo Catedral... Como representante de
la casa de Cairasco es Patrono de esta Capilla el Sr. Conde de Vega Grande de
Guadalupe D. Agustín del Castillo y Betancourt [24]». En el escudo de armas
usado por éste se aprecian algunas variantes con respecto al de la lápida de su
abuelo, el segundo conde. Una lámina con dichas armas se pudo ver en la
exposición celebrada en 1950 en El Museo Canario, llevaba la siguiente
inscripción «Casa del Castillo Bethencour y alianzas/ de las islas Canarias».
En ella aparecían las siguientes armerías en un escudo terciado en palo y
cortado: primero, Béthencourt; segundo, Amoreto; tercero, Ruiz de Vergara;
cuarto, Mesía; quinto, cortado de Castillo y León; sexto, Salazar; campaña
jironada: primero, Muxica; segundo, Lezcano; tercero, Zurita; cuarto, partido
de Cairasco, el olivo figura en el campo y el lucero en el jefe, y Figueroa;
quinto, Aguilar. Al timbre, corona condal, por el título de Vega Grande,
superando el delfín, con el lema «según las obras», de Ruiz de Vergara,
superada la corona de un casco de caballero que mira al frente, con un león
saliente por cimera y el lema «ensalza siempre la vida la honra si no se
olvida», de Béthencourt. Por tenantes, los dos canarios de ese linaje [25].
La fundación vincular perpetuó las armas usadas por Bartolomé Cairasco de Figueroa aún después de extinguirse la línea masculina de su familia. El hecho de que fuera heredada por los Castillo, futuros condes de la Vega Grande, posibilitó que éstos incluyeran las armas del poeta entre sus numerosos cuarteles hasta bien entrado el siglo XIX.
La fundación vincular perpetuó las armas usadas por Bartolomé Cairasco de Figueroa aún después de extinguirse la línea masculina de su familia. El hecho de que fuera heredada por los Castillo, futuros condes de la Vega Grande, posibilitó que éstos incluyeran las armas del poeta entre sus numerosos cuarteles hasta bien entrado el siglo XIX.
La reivindicación de la figura de Cairasco por parte
de un personaje tan influyente en la vida cultural de la ciudad de Las Palmas
como Graciliano Afonso propició que, en la generación siguiente, se promoviera
la construcción, en el solar que ocuparon su casa y jardín, de un espacio
dedicado a su memoria. En ese entorno se levantaron el Teatro Cairasco, la
plaza y el monumento en su honor que la preside [26]. Este retrato marmóreo,
obra de Paolo Triscornia, está colocado sobre un pedestal de piedra y muestra
el busto del poeta sostenido por un fuste rodeado en su base por una corona de
laurel y que mantiene dos libros en cuyos lomos figuran sus títulos: Exdrvjulea y Flos sanctorum, sobre los que se apoya directamente el citado
busto. En el fuste se ha labrado un escud con las armas de Carrasco, el olivo y
la estrella situada en el jefe, y Figueroa, la cinco hojas de higuera puestas
en aspa.
Paolo Triscornia: Bartolomé Cairasco de Figueroa. 1894
[Detalle]
|
notas
[1] Alonso, María Rosa: «La obra literaria
de Bartolomé Cairasco de Figueroa». Revista
de Historia. N. 100, t. XVIII, 1952, p. 334-389, en pp. 338-339.
[2]
Torre, Lola de la: «Documentos
sobre la música en la Catedral de Las Palmas (1601-1605)». El Museo Canario. L, 1995, p. 401-439, en pp. 402 y 419.
[3]
Lobo Cabrera, Manuel; Siemens Hernández, Lothar: «El canónigo
Ambrosio López, primer polifonista canario, y su salmo “In exitu Israel”». El Museo Canario. XLIX, 1992-1994, p. 16
1-205, en p. 173.292
[4]
Cioranescu, Alejandro: «Cairasco
de Figueroa: su vida, su familia, sus amigos». Anuario de Estudios Atlánticos. N. 3, 1957, pp. 275-386, en pp.
355-356.
[5]
Pacheco de Narváez, Luis: Libro de las grandezas de la espada, en que
se declaran muchos secretos del que compuso el Comendador Gerónimo Carrança, en
el qual cada uno se podrá licionar, y deprender á solas, sin tener necesidad de
maestro que le enseñe. Madrid: herederos de Juan Iñíguez de Lequerica,
1600.
[6]
Viana, Antonio de: Antigüedades de las Islas Afortunadas de la
Gran Canaria, conquista de Tenerife y aparescimiento de la Ymagen de
Candelaria. Sevilla: Bartolomé Gómes, 1604.
[7] Ídem: Espejo de chirurgia. Lisboa: Pedro Craesbeek, 1631.
[8]
Fernández de Béthencourt,
Francisco: Nobiliario de Canarias. La
Laguna de Tenerife: J. Régulo, 1952-1967, t. 1, p. 454, en nota. El término
«sumado» se utiliza cuando las dos figuras están en contacto, en el caso de las
armas de los Cairasco, el árbol y el lucero o estrella están separados, por lo
que hubiera sido más correcto utilizar «surmontado».
[9]
Cairasco de Figueroa, B.: Antología
poética. Islas Canarias: Viceconsejería de Cultura y Deportes, 1989, p.
182; Millares
Torres, Agustín: Biografías de
canarios célebres. Las Palmas de Gran Canaria: Edirca, 1982, t. 1, p. 138.
[10]
Argote de Molina, Gonzalo: Nobleza del Andalucía. Jaén: Instituto
de Estudios Giennenses, 1957, pp. 720-721.
[11]
Millares Torres, Agustín: Op. cit. en n. 9, p. 138.
[12]
Gómez-Pamo y Guerra del Río, Juan
Ramón: «El programa heráldico de Néstor Álamo para la Casa de Colón». En XI Coloquio de Historia Canario-Americana
(1994). Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo Insular, 1996, t. II, p. 265-281,
en p. 269-270 y 272.
[13]
Millares Torres, Agustín: Op. cit. en n. 9, p. 140.
[14]
Cairasco de Figueroa, Bartolomé: Templo militante triumphos de virtudes festividades
y vidas de santos: primera y segunda parte. Valladolid: Luis Sánchez, 1603.
[15]
Alonso, María Rosa: Op. cit. en n. 1, p. 339. El retrato de
Cairasco que reproducimos en este trabajo corresponde a Cairasco de Figueroa, Bartolomé: Templo militante flos sanctorum, y triumphos de sus virtudes dirigidos
a la M.C. del Rey Don Phelippe N.S. Tercero deste nombre: primera y segunda
parte. Lisboa, Pedro Crasbeeck, 1615. Biblioteca de la Sociedad Científica El
Museo Canario, legado Maffiotte, signatura M-II-E-13.
[16]
Cazorla León, Santiago: Historia de la Catedral de Canarias. Las
Palmas de Gran Canaria: Real Sociedad Económica de Amigos del País, 1992, pp.
213-225.
[17]
Bonnet, Buenaventura: «El cuadro
de Santa Catalina en la catedral de Las Palmas». Revista de Historia. N. 85, t. XV, año XXII, 1949, pp. 98-102.
[18]
Hernández Perera, Jesús: «Arte».
En Canarias. Madrid: Fundación Juan
March, 1984, pp. 141-340, en pp. 259-260.
[19]
Argote de Molina, Gonzalo: Op. cit. en n. 10, pp. 486 y 598.
[20]
Fernández de Béthencourt,
Francisco: Op. cit. en n. 8, pp. 371
y 448-455.
[21]
Ídem, p. 414.
[22]
Argote de Molina, Gonzalo: Op. cit. en n. 10, pp. 77-78.
[23]
Esta lápida y la anterior se mencionan en Guía
de la exposición retrospectiva en El Museo Canario. Las Palmas: El Museo
Canario, 1950, números 316 y 329.
[24]
Afonso, Graciliano: La Capilla y sepulcro de Cairasco. Las
Palmas: Imprenta de Las Palmas, 1840, preliminar.
[25]
Guía... Op. cit. en n. 23, número 373: «Escudo de armas de la familia
Castillo Bethencourt y alianzas, en colores». Hemos consultado la fotografía en
blanco y negro realizada por José Naranjo Suárez. Fototeca de la Sociedad
Científica El Museo Canario, n. 4.978.
[26]
Quesada Acosta, Ana: La escultura conmemorativa en Gran Canaria
[1820-1994]. Las Palmas de Gran Canaria: Ayuntamiento, 1996, pp. 39-46 y
68-70.
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