Jesús María Perdigón [1888-1970]
Algunas consideraciones acerca de su trayectoria artística
por
Carlos Gaviño de Franchy
Para
mi buen amigo Juan Gómez-Pamo que sufrió con resignación
los intensos rigores del calor tropical al fotografiar el busto de
Viera que se conserva enla Quinta Canaria de La Habana.
los intensos rigores del calor tropical al fotografiar el busto de
Viera que se conserva en
De las tres
esculturas que Jesús María Perdigón realizó, utilizando como tema
representativo la figura del arcediano de Fuerteventura, dos de ellas fueron
vaciadas en imperecedero bronce mientras que, la tercera, sobrevive intacta en
su frágil hechura de escayola patinada. En Los Realejos, su pueblo natal, se
conservan tanto el boceto en yeso que modeló en 1915 para el monumento que el
consistorio de La Orotava
pretendió erigir en dicha Villa, como el busto fundido por los hermanos Codina
en Madrid, en 1927, que hoy preside la plaza de la parroquia de Santiago
Apóstol. Para la
Asociación Canaria de La Habana , hizo Perdigón el de bronce que le fue
encargado por su director, don Domingo de León González, rico propietario
azucarero oriundo de La
Cruz Santa , Tenerife, en 1918, que fue concluido junto con
otro de don Benito Pérez Galdós al año siguiente por el artista, e instalados
ambos en los jardines de esta sociedad en 1930.
Nació Jesús
María Perdigón en la villa de La
Orotava , el 17 de enero de mil ochocientos ochenta y ocho, y
fue bautizado en la parroquia matriz de la Purísima Concepción
el día treinta y uno inmediato, como hijo de don Nicolás Perdigón Oramas y doña
Jorgina Hernández y González [1]. Más tarde, afirma Jesús Hernández
Perera, el apellido materno Hernández se
trocó en Salazar [2]. Don Nicolás
Perdigón, su padre,
era un buen escultor, heredero no sólo del arte
y el estilo de su precursor el gran imaginero orotavense Fernando Estévez, sino
incluso de algunas esculturas del tallista de la Virgen de la
Candelaria , como un San Pedro predicando y una Cabeza de Cristo que conservan sus hermanos como originales
de Estévez. La mayoría de la producción escultórica de don Nicolás Perdigón se
centró en imágenes procesionales, como el Cristo de la Columna de la iglesia del Realejo Alto —inspirado
en la magnífica efigie de Pedro Roldán que se venera en San Juan de La Orotava —, la Virgen del Carmen, el San Antonio Abad de La Orotava , o la Inmaculada
de vestir que preside el retablo mayor de la iglesia de San Francisco de Santa
Cruz de Tenerife. Buen estofador y pintor dorador, de su actividad como
restaurador de imágenes ha quedado huella en todas las islas [3].
Desde muy joven se
sintió atraído por la plástica, al lado de su padre, escribe Hernández
Perera, y su formación inicial junto al
influjo paterno la acrecentó con su tío don Francisco Perdigón Oramas, también
natural de La Orotava
y muerto en Argentina, adonde había emigrado, y de cuyo talento escultórico ha
dejado alguna buena muestra, como el San Francisco de Asís que estuvo en poder
de sus sobrinos y ha pasado al museo de la Casa de los Balcones [4].
Jesús María Perdigón trabajando en el busto de
Adolfo
Cabrera-Pinto y Pérez
|
A su regreso fue nombrado bibliotecario del Liceo de Taoro [6] y, al año siguiente, confeccionó la alfombra de las cuatro esquinas, de parte
de don Enrique Ascanio y dirigió la de don Tomas Pérez. Para los dos hizo el
correspondiente plano, anotó su padre en el diario que llevaba. Estas
tapices florales fueron descritos por la prensa:
Luego se veía la de
don Tomás Pérez frente a la casa que habita el señor Báez, dirigida por el
joven y afamado artista don Jesús Perdigón que representaba un bonito dibujo de
regulares dimensiones formado con brillantes colores e donde aparecían las
letras JHS perfectamente dibujadas sobre un fondo gualda.
Y por último la del señor don Enrique Ascanio,
formada en las “Cuatro esquinas”, de cuya ejecución se encargó el antes
nombrado artista don Jesús Perdigón.
Fue
esta alfombra muy elogiada por la perfección con que estaba dibujada.
Representaba un caprichoso medallón en cuyo centro se destacaba la simbólica
Águila de Patmos que sostenía en su garra una cinta con el siguiente letrero…
In principio eret Verbium [7].
Afirma
Hernández Perera que en esta época alternó las aficiones escultóricas con la
labor de pintor, especialmente como retratista y, en efecto, la prensa se hace
eco de la realización de algunos de ellos. En 1908 pintó un retrato de gran
tamaño de don Antonio María Casañas, digno
alcalde que fue de aquella Villa, cuyo trabajo ha sido justamente alabado [8], así como una bien hecha caricatura del popular y apreciado maestro de música,
director de la banda municipal de esta Villa, don Tomás Calamita [9].
En sesión celebrada por el Ayuntamiento de La Orotava en julio de 1908
el alcalde, don Tomás Salazar y Cólogan, propuso y fue aprobado por unanimidad,
recomendar a la Comisión
de Presupuestos de aquel municipio que estudiara la manera de incorporar en el
capítulo de gastos una subvención para que pudiera perfeccionar sus
conocimientos de pintura en la
Península el joven artista don Jesús Perdigón [10]. El destino del novel escultor quedaba, en
cierta manera, trazado. Gracias al apoyo municipal se veían colmadas sus
aspiraciones a poder estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de
Madrid. La prensa reconoció sus méritos, así como la amplitud de miras del
alcalde que creía que, entre sus deberes, era uno de los principales
desarrollar y difundir la enseñanza y apoyar a todo valioso elemento que
pudiera enaltecer a su pueblo en el futuro con sus obras:
Cuando
por primera vez, accidentalmente, empuñó la vara municipal, el joven y
distinguido orotavense don Tomás Salazar y Cólogan, todos veían en él un hombre
patriota, de sano y recto criterio, entusiasta y propulsor de todo aquello que
redundara en beneficio de su amado pueblo, por el cual se tomaba todo género de
empeños. Con noble perseverancia y alteza de miras, sin alharacas ni
aspavientos, ni falsas ostentaciones, al tomar hoy carácter de solidez su
difícil y delicado cargo, con exquisito tacto, muy de extrañar, frecuentemente,
cuando no se peinan canas y se vive la vida plena de la juventud, dentro del
círculo que permite el actual estado económico del Municipio, ha ido atendiendo
las necesidades de la localidad, procurando siempre que la buena marcha
resplandezca por todas partes […].
Pero
donde más ha significado el alcance de su proyecto, el tesón que anima su
cariño por la cultura, es al someter también, el jueves de la semana pasada, a
la deliberación del Municipio, otra subvención para que pueda ampliar, en la Península o en el
extranjero, sus estudios de pintura y escultura, el joven villero don Jesús
Perdigón y Hernández.
Es
el joven Perdigón un verdadero artista, de excepcionales actitudes, que hace
tiempo merecía el premio que hoy se le otorga. Sus facultades artísticas, harto
conocidas por todos cuantos le han tratado y han visto sus ya numerosas obras,
necesitaban un amplio desarrollo, y una elevada educación que en nuestra tierra
no puede lograrse por los escasísimos medios de que aquí se dispone para ello.
Y constituye una falta de lesa patria que, cuando un joven como Perdigón
descuella en el divino arte, y dispone de un caudal de méritos como los que él
posee, no se le proteja y muevan esas facultades relevantes en medio de la
indiferencia de quienes están llamados a velar por lo que honra a su pueblo o
región
[11].
El constante esfuerzo de Perdigón se vio con prontitud
recompensado. En 1911 obtuvo el segundo premio en un concurso abierto por el
Círculo de Bellas Artes de Madrid con el fin de elegir un proyecto de monumento
a don Alberto Aguilera, y el primero en otro celebrado por la misma sociedad en
el que participaron los socios asistentes a la clase de Dibujo del Natural [12]. Pero no fue eso todo pues en mayo volvió a
lograr un primer premio en reñida oposición de la Academia Oficial
de Bellas Artes y, en julio, recibió de su profesor, el célebre escultor Miguel
Blay Fábregas [Olot, Gerona,1866-Madrid, 1936], igual distinción, de entre sus
alumnos de Modelado en la Escuela
de Pintura, Dibujo y Grabado [13].
Al año siguiente modeló el busto de un canario ilustre
residente en Madrid, el escritor don Luis Maffiotte La Roche [Las Palmas de Gran
Canaria, 1862-Madrid,1937], cuyo exacto
parecido, lo notable de la ejecución, el conocimiento perfecto de los secretos
del arte, hacen de esta obra una escultura digna del éxito que ha alcanzado.
Ya desde estas fechas trabaja Perdigón en un proyecto de monumento a Viera y
Clavijo, cuyos bellísimos bocetos
mostró al joven periodista Joaquín Estrada Pérez [Puerto de la Cruz , 1892-Madrid, 1912],
quien escribió un artículo, ilustrado con fotograbados, que el diario La Prensa
de Santa Cruz de Tenerife anunció a sus lectores publicaría en marzo de 1912,
pero Estrada se quitó la vida disparándose un tiro de revólver y el texto nunca
llegó a imprimirse en las páginas del rotativo [14].
En mayo envió a su padre el retrato del abogado y político don Eduardo
Domínguez Alfonso [Arona, Tenerife, 1849-Madrid, 1916] con el fin de que éste
lo entregara al alcalde, don Tomás Pérez Acosta, para que se colgara en los
salones del Ayuntamiento de La
Orotava [15].
Durante su permanencia en Madrid el prestigio alcanzado por
el joven escultor se consolida y constituye un motivo de orgullo para sus
comprovincianos:
Con verdadera satisfacción damos cuenta hoy en Vida
Moderna del señalado triunfo alcanzado
por nuestro querido amigo y paisano el distinguido artista don Jesús María
Perdigón.
Este triunfo, ni otros que sucederán muy pronto,
no nos ha sorprendido. Conocíamos los anhelos y aspiraciones y, sobre todo, el
valer del señor Perdigón y en cualquier momento esperábamos noticias como la
que es ya del conocimiento de todos.
El hecho de ser en este año uno de los pocos
pensionados por el Círculo de Bellas Artes de Madrid para seguir sus estudios
en Roma, revela a todas luces que el señor Perdigón no corresponde a ese montón
anónimo de artistas que a Madrid van y de Madrid vuelven, sin otros
conocimientos que los que la práctica les ha enseñado. El joven señor Perdigón
lleva consigo lo que es imprescindible en todo artista; lo que hace al artista:
la inspiración, ese don inapreciable del alma.
Nos congratulamos, pues, de este nuevo triunfo
logrado por el señor Perdigón, y de todas veras deseamos que el éxito definitivo
corone los esfuerzos de este esclarecido paisano que no necesita estar adornado
de la
grave distinción inglesa para llegar
adonde sólo llegan los privilegiados [16].
Transcurren las Navidades del año 1914 y Perdigón, que se
encuentra pasando una temporada entre los suyos, antes de partir de nuevo a la Península , hace el
ofrecimiento al Ayuntamiento de La
Orotava de modelar una estatua del célebre historiador Viera
y Clavijo, hijo de este Valle, a fin de
que sea colocada en un lugar de la población en atención a los mecimientos que
le debe al citado consistorio, que ha venido subvencionando sus estudios. El Ayuntamiento aceptó con entusiasmo el
proyecto y nombró una comisión encargada de arbitrar los recursos necesarios
para culminarlo, que fue formada por don Tomás Salazar y don José Monteverde;
los curas párrocos de Nuestra Señora de la Concepción y San Juan
Bautista don Serafín Celorrio y don Inocencio García Feo; los presidentes de
las sociedades Liceo de Taoro y Casino de Orotava, don Manuel Béthencourt
del Río y don Fernando Salazar y los señores don Antonio Lugo Massieu y don
Félix Ascanio [17]. La prensa insular se hizo
eco del loable propósito y apoyó desde sus páginas la patriótica iniciativa:
Jesús María Perdigón: Boceto para monumento a Viera. Conservado en el Ayuntamiento de Los Realejos |
Hemos visto el boceto ejecutado por el distinguido
artista don Jesús María Perdigón y desde luego consideramos excelente la idea.
El monumento es sencillo y original. El sabio historiador aparece sentado sobre
una peña, símbolo de la tierra canaria, teniendo en la mano un libro, en
actitud de explicar al pueblo su historia. En la parte inferior del pedestal,
ornado con artística rama de laurel, se destaca el escudo de Canarias. La
altura del monumento será de cuatro o cinco metros. De bronce irá la estatua, y
el escudo y el pedestal de piedra del país. El sitio indicado para la
colocación del monumento es la nueva plaza que se está construyendo a la
entrada del pueblo, junto al Calvario, la cual se denominará de Viera y
Clavijo.
Los retratos que tendrá a la vista el afamado
escultor para su obra, son cuatro diferentes, ejecutados en distintas épocas de
la vida del insigne sacerdote. Uno que lo representa de cuarenta y cinco años
de edad, hecho en Madrid por P. Hortigoza [sic], otro, grabado por
Carnicero, bastante bueno; el de la Villa Benítez ; y, sobre todos, el que existe
pintado por el artista canario José Ossavarry, en la catedral de Las Palmas,
año de 1813, pocos días antes de su muerte. A juicio del señor Perdigón este
retrato supera con mucho a los otros y es el único que da exacta idea del espíritu
un tanto volteriano de don José de Viera y Clavijo. Por cierto que el citado
retrato tiene innegable parecido con la efigie del famoso enciclopedista hecha
por Hundon [sic, por Jean-Antoine
Houdon], y que se conserva en el Teatro
de la Comedia
francesa.
La comisión nombrada por el Ayuntamiento se ha
reunido ya bajo la presidencia del alcalde don Tomás Salazar y Cólogan para
tomar algunos acuerdos relacionados con la recaudación de fondos. Sabemos que
se tienen muchos y buenos proyectos con este fin, los cuales pronto se llevarán
á la práctica.
De esta vez no quedará, a juzgar por el empeño y
entusiasmo que se ha puesto en ello, en primera piedra, el homenaje a Viera y
Clavijo pues el señor Perdigón, que dentro de pocos días regresará a la Península ; lleva el
encargo de empezar enseguida la estatua con objeto de que este mismo año quede
erigido el monumento [18].
El 28 de enero embarcó rumbo a la Península con la
intención de continuar sus estudios en la capital, pero sin la seguridad de
lograr su objetivo, pues no se habían concretado aún las necesarias ayudas
económicas que garantizaran su permanencia en Madrid [19].
Hubo de esperar al mes de mayo para tener conocimiento de la gestión hecha a su
favor por su antiguo profesor, don Adolfo Cabrera-Pinto y Pérez [Santa Cruz de La Palma , 1855-Sevilla, 1926],
quien propuso, y fue aceptado en sesión de la Diputación Provincial
de Canarias, que contribuyese este organismo con una pensión a favor del
distinguido artista. Por estas fechas debió realizar el busto del culto
pedagogo que, diez años más tarde, se instaló en un elegante pedestal diseñado
por el arquitecto Pelayo López y Martín-Romero [Santa Cruz de La Palma , 1897-Madrid, 1972],
ubicado desde entonces en el recinto ajardinado por el que se accede al Instituto
de Canarias en San Cristóbal de La
Laguna [20]. Será en este
año de 1915 cuando Jesús María Perdigón obtenga sus primeras críticas, en
extremo favorables y alentadoras, escritas por conocidos comentaristas de arte
establecidos en la Villa
y Corte, que inmediatamente generaron otras debidas a plumas no menos
conspicuas, habituales en la prensa del archipiélago. A finales del curso
expuso en el salón de que disponía el Círculo de Bellas Artes en la calle del
Prado junto con otros tres artistas: De todas ellas, la que mayor difusión
alcanzó fue la publicada por José Francés y
Sánchez-Heredero [Madrid, 1883-Arenys d’Empordá, 1964], que firmaba sus
artículos con el seudónimo Silvio Lago,
en la prestigiosa revista gráfica La Esfera de Madrid, cuya distribución alcanzaba a
la totalidad del territorio nacional y llegaba, incluso, a Latinoamérica,
articulo profusamente ilustrado con numerosas fotografías entre las que figuran
un retrato del artista y dos reproducciones de obras suyas:
La Esfera 1915 |
Los
tres artistas de quienes reproduce hoy algunas obras La Esfera , no sólo carecen todavía de una reputación
sólida, sino que, para muchos, sus nombres serán totalmente desconocidos.
Y,
sin embargo, los tres tienen ya derecho a que se aparten los zarzales de su
camino y ya saborearon los primeros dulzores de la gloria.
Jesús
Perdigón, es pensionado del Círculo de Bellas Artes; Ricardo Colet, ha obtenido
el premio de fin de curso en la
Academia de San Fernando, y Eulogio Blasco hizo una
exposición en el Centro Maurista, que fue muy celebrada.
Jesús
Perdigón ha celebrado, con otro compañero suyo y los dos paisajistas Robledano
y García Lesmes, también pensionados del Círculo de Bellas Artes, una
exposición de varias obras suyas, en el saloncito que posee el Círculo en la
calle del Príncipe.
Dos
retratos, una cabeza de estudio y un desnudo, constituían el envío de Perdigón.
Las cuatro
obras responden al credo estético de la serenidad, de un reposo tranquilo,
verdaderamente estatuario. Modela con mano firme, con una gran sobriedad de planos
que hacen presentir el futuro artista enamorado de la simplificación, de la
estilización.
El
desnudo titulado Ofrenda,
revela, además, sensibilidad y buen gusto. Causa en el espectador la sensación
plácida, aquietadora, que sigue siendo, y seguirá por los siglos de los siglos,
la cualidad primordial de la escultura.
En
las otras tres obras se manifiesta más clara esta buena orientación estética
del joven artista canario.
Lo
mismo en la Cabeza de muchacho que en el Retrato de
mi padre, hay una limpia y pura
sobriedad, que luego, en la Cabeza de mujer, se acusa y afirma, estilizando
hasta un extremo que sólo pueden alcanzar los que dominan la técnica de su arte
[21].
El
jovencísimo periodista canario Mariano Daranas Romero [Las Palmas de Gran
Canaria, 1897-Madrid, 1994], a la sazón colaborador del diario madrileño La Acción ,
envió a su colega, Gaceta de Tenerife,
un extenso comentario en el que trazaba un detallado retrato del artista y
describía, con deleitada minuciosidad, las obras expuestas en el Salón del
Prado:
Biedma: Jesús María Perdigón |
Este
joven escultor canario ha celebrado recientemente en el Salón del Círculo de
Bellas Artes una exposición de varias obras suyas, muy justamente alabada de la
crítica y del público en general.
Tengo
abierto ante mí el último número de La Esfera que consagra dos páginas de fotograbado y un
artículo de Silvio Lago, a estudiar la personalidad artística de nuestro
paisano y las de otros dos jóvenes escultores, de gran porvenir también.
El
físico y la indumentaria de Perdigón son, en cierto modo, absurdos. Me
explicaré, ante el probable casi seguro signo de extrañeza que hará el lector.
Perdigón no tiene melenas, ni lleva chalina, ni usa sombrero rembrandt. Todo ello, y algún otro detalle suyo que
conozco, nos dice, bien elocuentemente que Perdigón no es un extravagante ni un
rebelde, ni un inquieto. Su arte es franco, diáfano y trasparente como un
rostro sonrosado de niña. Su porte, su conversación y su gesto dentro están
siempre de los límites de la corrección y la sencillez. Ni exagera las maneras
ni extrema el aliño y acicalamiento de su persona como Néstor ni está reñido
con el peluquero y con algunas otras cosas más, como un núcleo, más o menos
numeroso de pintores, escultores, músicos, poetas y caricaturistas, ferviente
admirador de Carrere, el príncipe-cantor de la Bohemia. Y ello habla
bien de nuestro amigo. Ello quiere decir que
abriga el sano criterio de que para triunfar y asirse a la Gloria no es preciso
salirse violentamente —grotescamente, nos atreveríamos a decir— del plano del
trato social, común a todos los hombres. No abogo con esto porque desaparezcan
esos tipos estrambóticos, un tanto interesantes, que de vez en vez, vemos pasar
a nuestro lado, y a los que en alguna ocasión, hemos estrechado la mano. No,
nada más gris, nada más tedioso y horrendo que la uniformidad del medio
ambiente. Pero queramos esa triste disparidad para un cierto número de
individuos encargado de hacer reír a los demás mortales, no para nosotros. A
esa extravagancia
filarmónica y trasnochadora, valga la
frase, que a título de universal se nos metió por la puerta y no ha podido
cuajar, entiéndase que me refiero. Más español, más gallardo y más digno sería
vestir la graciosa y antigua capa de los estudiantes de Salamanca.
No
encontraremos retratado el gran temperamento artístico de Jesús María Perdigón
ni su poderosa imaginación, tan apta para gallardas concepciones en la traza de
su vestimenta pero sí hallaríamos un atisbo de ella, chispeante y genial, en la
mirada de sus ojos vivos, sagaces y penetrantes.
Perdigón
es un enamorado de la Belleza
plácida, serena, tranquila, como la comba azul de nuestro cielo y el pomposo y
tierno paisaje de su lugar natal. Florece en sus esculturas un semiquietismo que da al espíritu una impresión de
bienestar y pureza. No son sus obras de las que subvierten e inquietan el ánimo
de quien las contempla ni de las que aguijonean la carne y la encienden su
ansias impuras, no. La sensación que producen es de reposo, de mansedumbre y de
sosiego, en una palabra: la emoción estética, elemento indispensable, esencial,
capital de toda obra artística.
El
modelado de Perdigón es firme y seguro, sin languideces ni brusquedades. Los
trazos del retrato de su padre están virilmente acusados, y revelan una técnica
exquisita y depurada.
El
desnudo que titula Aroma es
realmente cautivador. Consiste en una joven que aspira con deleite el perfume
de unas flores, prisioneras de sus manos. La línea en esta figura es un
soberbio alarde de sobriedad y buen gusto. La expresión es de una castidad y
limpidez, verdaderamente inefables.
El
triunfo de Perdigón ha sido resonante, definitivo. Todos los diarios de esta
corte, las revistas ilustradas y los críticos más eminentes proclaman a
Perdigón de los primeros escultores jóvenes de España, augurándole cercanos días
de gloria. El nombre de este artista canario, representa, ya, pues un positivo
y sólido valor.
Y,
sin embargo ¡cómo no había de ocurrir así! en Tenerife se han dado recientes
muestras de ignorar —o aparentar ignorar— cuanto vale y cuanto significa Jesús
María Perdigón. Los elementos que allí cultivan el Arte apenas si han puesto
los ojos en este paisano, que ya va dando renombre a su patria chica. Lo que
sucede en este orden como en tantos otros, es lógica derivación de lo que
sucede en el orden político. Cuando un hombre se destaca del montón y asciende
en prestigio y autoridad, justo es y hasta razones de egoísmo lo reclaman que
sus paisanos olvidando diferencias, rencillas, envidias, rencores, (si los hay)
se unan en torno a él, en son de aliento estimulante. En nuestra provincia
desgraciadamente, nefastamente sucede todo lo contrario: es suficiente el que
un comprovinciano triunfe y descuelle para que ya se esté estudiando el modo de
truncar su porvenir. Dolorosísima y avergonzadora verdad. Así se explica esa
incomunicación espiritual entre los canarios de mérito y de valía con el
terruño; (podríamos invertir los términos para mayor justeza de la expresión).
También el anterior fenómeno que apuntábamos nos da el porqué del asombro de
ciertos tinerfeños recién llegados a Madrid ante la enorme popularidad que aquí
goza uno de nuestros diputados, y del que asimismo habrán experimentado
bastante, al enterarse en esa por los periódicos del último correo del
lisonjero y ruidoso triunfo logrado por Jesús M. Perdigón.
Hora
es ya de una rectificación de conducta, aunque no sea, repito sino por egoísmo,
por conveniencia natural. No tiene nada de sorprendente el que Tenerife no
cuente entre sus hijos ninguna gloria nacional, pues para conseguirlo no puso
nunca nada de su parte. Acaso otra isla del archipiélago, más cauta y
previsora, no haya obrado del mismo modo...
Recientemente
una entidad política de Santa Cruz tuvo a bien organizar algo así, como un
certamen artístico y literario, o unos juegos florales. Para la empresa de
erigir un busto a Sol y Ortega, creyendo, sin duda, que no existiría ningún
hijo del país capaz de llevarla a cabo redactó unas bases que han sido, son y
serán el hazme reír de cuantos
en achaques de escultura, se precien de conocer las primeras nociones;
[bien es
verdad que en el seno de la sociedad organizadora, no es precisamente lo que
más sobra la cultura]. De todos modos, es lo cierto que se recurrió a extrañas
personas, y como casi siempre ocurre en estos casos los resultados fueron
contraproducentes.
Yo
no me explico, no me he explicado todavía el porqué de aquellas bases, tan
disparatadas, tan absurdas. Y contemplando las esculturas de Perdigón que La Esfera reproduce me digo cuánto mejor, más digno y más
patriótico hubiera sido encomendar tal misión al laureado artista.
Ahora
se habla de erigir un busto a la memoria de Viera y Clavijo. Si ello no es sino
un rumor, o una de tantas especies lanzados por los periódicos, debe tener
fundamento y cristalizar pronto en una realidad. Sol no es más merecedor de
este tributo de cariño y admiración que el ilustre historiógrafo canario. El
Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife debe decidirse a acometer este intento
nobilísimo y patriótico. El artista, encargado de ejecutarlo, ha de ser
forzosamente, ineludiblemente tinerfeño. Por de pronto ya podemos decir que
existe uno, nacido muy cerca de la cuna de Viera, y como Viera un gran talento
y una gran sensibilidad: Jesús María Perdigón [22].
Un desconocido
comentarista que firma con las iniciales S. M. publicó en el periódico Vida Moderna de La Orotava , un artículo que
amplía la información sobre las obras expuestas:
Jesús María Perdigón: Francisco Fajardo.
Icod de los Vinos. Tenerife
|
Muy poco es un año para notar el adelanto de un
artista y es de extrañar que la directiva del Círculo no lo tenga en cuanta al
conceder las pensiones. De todas maneras, esta simpática Sociedad merece
aplauso por lo bien que cumple sus altos fines, y esperamos que las
deficiencias apuntadas se corrijan en el sentido de dar a los pensionados más
tiempo para desarrollar sus aptitudes.
De las obras expuestas en la calle del Príncipe
merece especial mención las que ha llevado el escultor Jesús Perdigón. Este
joven artista exhibe unas cabezas cuyo mérito es suficiente para colocarle
entre los escultores españoles ya consagrados. Discípulo de Blay, no se le
notan las influencias del maestro, como no sea en lo correcto del dibujo;
apreciable cualidad que tienen todas las obras del genial escultor catalán.
La factura da las citadas cabezas es vigorosa,
y, según las modernas orientaciones en escultura, atiende más a la expresión
que a las calidades, siempre huyendo de lo mezquino en el detalle. Lo importante
es el conjunto; lo demás viene por añadidura. A los griegos no se les ocurrió
dar en sus desnudos sensación de carne; les bastaba descubrir lo bello, que no
es precisamente el tejido epidérmico en el cuerpo humano.
De las obras que presenta Perdigón, es la mejor
el retrato de su padre; cabeza llena de expresión y modelada con soltura de
maestro.
El busto estudio de mujer es delicadísimo y
ejecutado con inspiración artística. El busto del doctor Insúa, patinado en
bronce, es muy notable por lo simple de la ejecución, así como el titulado Un poeta, por lo acentuado de los planos, sin caer
en lo mezquino.
El desnudo de mujer que el autor titula Aromas es de tendencias decorativas. Representa
una joven aspirando el perfume de unas flores que sostiene entre las manos. Es
una figura agradable y discreta de modelado.
Jesús Perdigón es un escultor de quién podemos
esperar mucho si no tuerce el camino. Tiene una orientación sana y libre de
esas tendencias más o menos rodinescas quo tanto abundan en la juventud de
ahora; tendencias perniciosas para esos que copian las extravagancias de los
maestros y no lo que tienen de bueno en sus obras.
Ninguna
escultura hemos visto en el actual Certamen nacional de Jesús Perdigón; sin
duda le ocurre como a otros aventajados artistas, que no quieren arriesgarse
ante un jurado que reparte las medallas entre sus amistades, sin preocuparse
del mérito para nada, de donde ha venido el descrédito de nuestras exposiciones
nacionales [23].
Jesús María Perdigón: Emilio Calzadilla.
Parque García Sanabria. Santa Cruz de Tenerife
|
Prosigue su
formación en Madrid y, ya en abril de 1918 vuelve a exponer, en esta ocasión en
las salas del Ateneo de Santa Cruz de Tenerife, un busto del abogado y político
don Emilio Calzadilla Dugour [Santa Cruz de Tenerife, 1875-1916] que acaba de
dar por terminado. Mariano Daranas, amigo íntimo de Perdigón, es de nuevo el
autor del elogioso comentario crítico publicado en la prensa tinerfeña, en el
que hace también alusión a otro busto, el del veterano periodista don Patricio
Estévanez y Murphy [Santa Cruz de Tenerife, 1850-San Cristóbal de La Laguna , 1926]:
El nombre de ente preclaro artista tinerfeño va cobrando poco o poco,
el prestigio fuerte y aireado de los jóvenes maestros.
De día en día, la obra de Perdigón se depura y sutiliza más; se acerca
a una absoluta perfección de líneas; triunfa, en fin, en los suaves contornos y perfiles Hasta
que logra encerrar en el mármol blanco, luminoso, un soplo caliente y
apasionado de vida, de humana y cordial emoción.
Va para tres años que refiriéndome a la escuela de Jesús María
Perdigón indiqué en estas mismas columnas la analogía que guarda con el ritmo y
la fisonomía del «Valle». El laureado
escultor, que hace tiempo vive alejado del risueño vergel lleva encendida en el
alma una fervorosa devoción por el lontano y maravilloso paisaje. Devoción que
se filtra, acaso inconcientemente en toda la labor de Perdigón, derramando
sobre ella ingenuidad, sencillez, clara y límpida ternura.
Estas características del escultor orotavense tienen cabal
confirmación, pleno y singular realce en sus últimos trabajos. Nos referimos al
busto de don Patricio Estévanez y al de Emilio Calzadilla, recientemente
terminado.
Jesús María Perdigón: Emilio Calzadilla |
La efigie de Emilio Calzadilla, reproducida al través de fotografías nada
hemos [sic] porque
el escultor no conoció al difunto político resulta un modelo de observación y
minuciosidad Aquel seño voluntarioso de Calzadilla está admirablemente
estudiado, aunque se atenúe en algo su dura agresividad, Es esta obra a pesar
de las dificultades conque su autor hubo de luchar, una de las que más honran a
Perdigón.
Nada más por ahora acerca del querido amigo y paisano. Su nombre que
se ha ido abriendo camino en este Madrid de nuestros pecados no necesita de
loas ni aspavientos admirativos, porque, en definitiva tendría que ser el
propio Perdigón quien dé el martillazo final a su obra para que el público parle [25].
Con el fin
de recabar los recursos económicos precisos para fundir el busto de Calzadilla,
y disponer su instalación definitiva en una plaza del municipio, se creó una
Comisión de la que fue nombrado presidente el abogado don Andrés de Orozco
Batista [Santa Cruz de Tenerife, 1888-Londres, 1961], quien habiendo sido
elegido alcalde-presidente del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, en 1922,
ordenó en julio de dicho año se hiciera pública en la prensa la cuenta de
gastos ocasionados con lo que quedaban
desvanecidas por completo las sombras de inmoralidad que en estos días se ha
querido por alguien rodear a los que intervinieron en la suscripción popular
para erigir un modesto monumento que perpetuara la memoria de aquel malogrado
patriota. El autor percibió por la escultura 4.000 pesetas, que le fueron
enviadas en dos remesas [en primero de abril de 1918 y 16 de noviembre del
mismo año] a lo que hubo que añadir 44 pesetas por el coste de su transporte,
desde Madrid. Perdigón obsequió a la Comisión una pequeña estatua de bronce con el
propósito de que fuera sorteada y su producto destinado a los gastos de
instalación del busto [26].
El Círculo
de Bellas Artes de Madrid le encomendó, en noviembre de 1918, la ejecución de
una lápida conmemorativa para que fuera colocada en la casa en la que había
fallecido el músico Manuel Fernández Caballero [Murcia, 1835-Madrid, 1906]
[27]y, al año siguiente, se recibieron en La Habana los bustos de Viera y Clavijo y Galdós que
le había encargado la
Asociación Canaria establecida en dicha ciudad. El rotativo El Día de la capital de Cuba comentó las
obras diciendo:
Ambas esculturas,
la de Galdós y la de Viera, son muy notables. Especialmente la del insigne don
Benito que retrata su espíritu al mismo tiempo que su cuerpo. El escultor, sin
hacer gala de un vigor, amplitud y atrevimiento de modelado que tal vez no
tenga, ha sabido apresar entre sus dedos ágiles el espíritu refinado, sagaz y
observador de Viera y Clavijo, que le llevó a profundizar en los misterios
étnicos de os aborígenes canarios.
La esculturas de Perdigón fueron transportadas de Madrid a La Habana sin gastos de ningún
género, pues tanto los ferrocarriles españoles con la Compañía Trasatlántica
se negaron a cobrar los gastos de envío de las mismas. Estos monumentos no
fueron inaugurados hasta 1930, por lo que hablaremos de ello más adelante [28].
En 1921 contrajo matrimonio Jesús María Perdigón con Virginia
González-Pola, hija del escultor Julio González-Pola y García [Oviedo,
1865-Madrid, 1929], vicepresidente del Círculo de Bellas Artes de Madrid [29], y al año siguiente se le premia con una
segunda medalla en la
Exposición Nacional de este año.
Dos años más tarde se creó una Comisión de Estudiantes, antiguos
alumnos del Instituto de Canarias que, con el fin de honrar la memoria de su
antiguo profesor, el poeta don Antonio Zerolo Herrera [Arrecife de Lanzarote,
1854-San Cristóbal de La Laguna ,
1923], iniciaron una suscripción pública para levantarle un monumento en la
ciudad de La Laguna. El
artista elegido fue, en principio, Jesús María Perdigón, pero no se logró
recaudar más que 2.354 pesetas, cantidad que no alcanzaba el importe del mismo.
Finalmente se erigió el busto en 1925, obra del joven escultor Francisco Borges
Salas [Santa Cruz de Tenerife, 1901-1994], discípulo de Guzmán Compañ, que tuvo
la particularidad de haber sido fundido en un taller metalúrgico de Santa Cruz
de Tenerife [30].
Sus preocupaciones
artísticas le llevaron, escribe Carlos
Pérez Reyes, a divulgar desde La Gazeta de Bellas Artes y desde la prensa madrileña algunos de los
valores artísticos de la imaginería y pintura de su isla natal. con especial
interés en la obra de Roldán, Luján Pérez, Fernando Estévez o Luis de la Cruz , aportando en alguno de
ellos datos de particular interés para la historiografía artística [31]. El 10 de julio de 1925 publicó en Gaceta de Tenerife un articulo que
llevaba por título: “La escultura religiosa. El Cristo a la Columna de La Orotava ”, que vio la luz
posteriormente, el 24 de abril de 1943 en Abc, bajo el epígrafe: “Una obra de
Pedro Roldán en Tenerife”.
Quizá la obra popularmente
más conocida de Perdigón sea el busto de Mariano José de Larra, Fígaro, que por iniciativa del Circulo
de Bellas Artes de Madrid se levanta en la actualidad sobre un pedestal de
granito, obra de José López Sallabery [Madrid, 1858-1927], en los jardines de
la calle de Bailén, frente a la catedral de La Almudena y la explanada
de la Armería
del Palacio de Oriente. Como no podía ser de otra manera se constituyó para su
erección una Comisión presidida por el político don José Francos Rodríguez
[Madrid, 1862-1931] en la que actuó de secretario el periodista canario Juan
Bautista Acevedo Rodríguez [Santa Cruz de Tenerife, 1893-Madrid, 1964], que
aceptó el generoso ofrecimiento del notable escultor Jesús
María Perdigón que ha modelado un
admirable busto de Fígaro, y será erigido en breve en un lugar adecuado de
Madrid [32]. El monumento se inauguró el
domingo 13 de abril de 1930 en el Salón del Prado. El busto, vaciado en bronce,
se dispuso sobre un pedestal ejecutado por el arquitecto Teodoro de Anasagasti
y Algán [Bermeo, 1880-Madrid-1938] y fue descubierto al público por una
bisnieta del escritor, al tiempo que el subsecretario de la Presidencia , el
también canario don Ricardo Ruiz y Benítez de Lugo [Santa Cruz de Tenerife,
1872-Madrid, 1957], glosaba la figura del célebre periodista [33].
He aquí el busto de Fígaro,
del que es autor nuestro paisano el escultor Jesús María Perdigón. Emplazado en
uno de los más bellos parajes del madrileñísimo Paseo del Prado —tan lleno de
sugerencias del pasado siglo— esta evocación dedicada al gran escritor pondrá
de relieve en su sencillez apartada no pocas características de aquel fecundo
ingenio. Era una deuda que Madrid tenía con uno de sus hijos ilustres y que
ahora, modestamente y un poco al margen de truculencias y relumbrones
oficiales, se ha querido saldar. Jesús María Perdigón ha realizado un
notabilísimo busto, lleno de expresión y de sobriedad.
Con esta ocasión
queremos celebrar el triunfo del escultor tinerfeño y evidenciar ante el país
cómo, alejadamente y merced al propio esfuerzo, uno de sus artistas va
consagrando una personalidad cada vez más definida y más fuerte [34].
Pero hemos de volver a 1927, año en que el Ayuntamiento del Realejo
Alto aprobó en pleno las bases del contrato con Jesús María Perdigón para la
realización de un busto en bronce del historiador de Canarias don José de Viera
y Clavijo, natural de dicho pueblo. El busto sería colocado en la plaza
principal, sobre un pedestal de piedra
del país, con arreglo al modelo que dicho escultor cedió gratuitamente, rodeado todo de flores diversas [35]. Con el fin de ultimar la instalación del
monumento, el escultor viajó a la isla en compañía de su esposa y su pequeña
hija, en los primeros días del mes de julio [36], en
el mismo barco en que venía la escultura. Permanecieron en Tenerife hasta el 9
de septiembre en que retornaron a la Península en el vapor Teide [37].
Jesús María Perdigón: Monumento a Viera. Los Realejos. Tenerife |
El domingo día 28 de agosto de 1927 tuvo lugar la solemne inauguración
del monumento, descubierto por el delegado gubernativo, don Luis Salazar, que
representaba al gobernador civil de la provincia. El alcalde accidental del
pueblo, señor Rodríguez Siverio, después de dar a conocer el nombre del autor
del trabajo premiado en el concurso abierto al efecto, que resultó ser don
Antonio Suárez Amaro [Atilano Santos]
hizo la presentación de los de los literatos
que ocupaban la tribuna y que habían de tomar parte en el acto. Dirigió luego
un saludo al público y ensalzó en oportunas frases el genio de Viera y Clavijo
con un elogio entusiasta del escultor don Jesús María Perdigón, autor del
busto, que se hallaba presente en la tribuna. Intervinieron a continuación
el catedrático de Ciencias Naturales del Instituto de La Laguna , don Agustín Cabrera
Díaz [Santa Cruz de Tenerife, 1878-San Cristóbal de La Laguna , 1961], quien
destacó la faceta de Viera como naturalista y el poeta Manuel Verdugo Bartlett
[Manila, Islas Filipinas, 1877-San Cristóbal de La Laguna , 1953] que leyó el
siguiente soneto:
Viera y Clavijo
A Jesús M. Perdigón
Este clérigo inquieto y cortesano
que traduce a Voltaire y a Cristo reza,
tiene en su enjuto rostro la firmeza
y la astucia de un viejo castellano.
No aspira a ser obispo, sí arcediano;
cimenta en el estudio su grandeza
buscando la verdad y la belleza…
Es poeta, filósofo y cristiano.
Espíritu insaciable y luminoso
sondea en el pasado, y victorioso
nos lega de Canarias la alta Historia;
en ella cada página admirable
es un recio sillar, firme, inmutable,
para el gran monumento de su gloria.
Tomó después la palabra otro
distinguido poeta, Diego Crosa y Costa [Santa Cruz de Tenerife, 1869-1942]
dedicando a Viera un romance que llevaba por titulo Homenaje y, seguidamente, el periodista don
José María Benítez Toledo [Garachico, Tenerife, 1896- ¿París?, h. 1948]. Cerró
el turno de intervenciones el abogado y poeta don Ramón Gil-Roldán [Santa Cruz
de Tenerife, 1881-1940], que manifestó participar en nombre propio y en
representación del presidente del Círculo de Bellas Artes de Tenerife,
abrogándose también, en la seguridad de que nadie se la negará, la representación del pueblo de
San Cruz de Tenerife, allí no representado oficialmente pero desde luego
presente de corazón en acto tan solemne [38].
Jesús María Perdigón: Busto de Viera. Los Realejos. Tenerife
|
Catorce años
se cumplían desde la partida de Perdigón de su isla natal. Un amplio grupo de
artistas e intelectuales de Tenerife, vinculados al Círculo de Bellas Artes,
organizó antes de su marcha un banquete en su homenaje que tuvo lugar, en el
Hotel Aguere de La
Laguna , el día primero de septiembre [39], al
que asistieron también varios representantes de otras instituciones políticas y
culturales de la
Isla. Próximo ya su regreso a Madrid, el artista
facilitó a su amigo el periodista Francisco Dorta y Jacinto del Castillo [Alfredo Fuentes] un dibujo para que ilustrara la cubierta de su
libro Flor de los Campos [Novela cinematográfica] que editó en
1929, en la imprenta de Antonio Herreros de La
Orotava.
Al tiempo
que se inauguraba el monumento a Viera, Perdigón participaba en la Exposición Internacional
de Arte Moderno de Barcelona, a la que había enviado varias piezas, entre ellas
una titulada Maternidad y el busto de
su padre, que merecieron elogios de la crítica [40],
muestra en la que actuaría de jurado, en compañía de Enrique Marías, dos años
más tarde [41].
Jesús María
Perdigón venía ejerciendo como profesor de la sección de Modelado del Instituto
Nacional de Sordomudos desde 1922, plaza que había ganado por oposición el 15
de diciembre de dicho año [42], y de Modelado
y Vaciado en la
Escuela Central de Artes y Oficios Artísticos de la que fue,
durante años, secretario. Directivo de la Asociación Nacional
de Pintores y Escultores, participó en el consejo de redacción de la revista Gazeta de Bellas Artes, en la que
publicó, aparte de otros trabajos,
diferentes artículos sobre los escultores canario Luján Pérez y Fernando
Estévez, el pintor de cámara Luis de la
Cruz y Ríos, etc., que contribuyeron a divulgar entre los
lectores madrileños algunos de nuestros valores artísticos insulares. En un
importante artículo que publicó en la edición madrileña de Abc [24 de abril de 1943], dio a conocer
como obra de Pedro Roldán con la colaboración de su hija Luisa la Roldana el magnífico
Cristo de la Columna
de la iglesia de San Juan de La
Orotava , traído de Sevilla en 1689 por el canónigo de Canaria
don Francisco Leonardo Guerra [43].
Jesús María Perdigón: Monumento a Viera
Quinta Canaria. La Habana
|
En 1932, el
director de la Escuela
de Artes y Oficios regaló al Ayuntamiento de Madrid un busto en piedra del gran
artista madrileño Leonardo Alenza Nieto [Madrid, 1807-1845], ejecutado por los
alumnos de la clase de modelado de dicho centro, bajo la dirección de Jesús
María Perdigón. Fue situado en el parque del Retiro [45] y dos años después se
le nombró vocal del Consejo Nacional de Cultura, con cuyo motivo le fue
ofrecido un banquete-homenaje por sus compañeros [46].
Jubilado
desde 1958, falleció Jesús María Perdigón, en Madrid, el día 30 de septiembre
de 1970.
De la varias veces citada necrológica, firmada por el doctor Hernández Perera, reproducimos
los últimos párrafos:
Jesús María Perdigón: Luis Francisco Benítez de Lugo,
marqués de la Florida. En paradero desconocido
|
Otras obras, imágenes religiosas, han quedado en
Madrid, tales la Virgen
del Carmen de la capilla del Ministerio de Marina, Iglesia del Caballero de
Gracia, o la Piedad
que proyectó para el Valle de los Caídos [réplica, policromada en madera, en la Colección Muguruza ]
y no llegó a tallarse en granito, sustituida por la de Juan de Ávalos que
corona la portada de la basílica de Cuelgamuros.
Centro de una tertulia a la que acudían artistas y críticos y en la que tanto él como su entrañable amigo el catedrático don Rafael Láinez Alcalá mantenían vivo el recuerdo y la estimación del arte canario. Perdigón sorprendía e ilustraba a todos con su memoria prodigiosa y unos conocimientos históricos poco comunes. Me distinguió siempre con su afecto, y gracias a su apoyo encontré en momentos críticos de mi carrera eficaz ayuda y estímulo.
Jesús María Perdigón: Agustín de Béthencourt y Molina
Puerto de la Cruz. Tenerife
|
Centro de una tertulia a la que acudían artistas y críticos y en la que tanto él como su entrañable amigo el catedrático don Rafael Láinez Alcalá mantenían vivo el recuerdo y la estimación del arte canario. Perdigón sorprendía e ilustraba a todos con su memoria prodigiosa y unos conocimientos históricos poco comunes. Me distinguió siempre con su afecto, y gracias a su apoyo encontré en momentos críticos de mi carrera eficaz ayuda y estímulo.
A nuestra Universidad donó libros y revistas de
arte y una colección de fotografías de escultura española, singularmente
granadina, que han engrosado el fichero del Departamento de Arte. Desde su
hogar madrileño —Alcalá 155— mantuvo hasta el fin un insobornable cariño a su
tierra, de cuyas riquezas artísticas y naturales fue propagandista apasionado [47].
..
..
Jesús María Perdigón: Agustín de Béthencourt y Molina. Puerto de la Cruz. Tenerife
|
NOTAS
[1] Archivo parroquia de Nuestra Señora de la Concepción. La
Orotava: Libro xxix de
bautismo, f. 484r.
En
la Villa de la Orotava a treinta y uno de
enero de mil ochocientos ochenta y ocho, yo el licenciado don Santiago Benítez
de Lugo y Cólogan, presbítero, abogado de los Tribunales del Reino, con
licencia del señor doctor don José Borges Acosta, venerable beneficiado propio
rector de esta iglesia matriz de la Purísima Concepción ,
y examinador sinodal de este obispado y del de Canaria, bauticé solemnemente
puse óleo y crisma a un niño que nació en la calle de San Juan el día diez y
siete del actual a las tres y media de la tarde, a quien puse por nombre Jesús,
José, María del Carmen, Antonio Abad, hijo legítimo de don Nicolás Perdigón,
escultor, y de doña Jorgina Hernández y González; abuelos paternos, don Marcos
Perdigón y González, difunto, y doña Basilisa Oramas y Morales; maternos, don
Atanasio Hernández Pérez y doña María González, todos naturales y vecinos de
esta villa. Fue su padrino, don Francisco Perdigón y Oramas, su tío paterno,
soltero, de esta vecindad, a quien advertí el parentesco espiritual y demás
obligaciones que previene el Ritual Romano: fueron testigos Juan Fernández y
Manuel Morales y González, ambos de esta propia vecindad, y lo firmo, con dicho
señor beneficiado. Doctor Borges. Licenciado Santiago Benítez de Lugo y Cólogan.
[2] Hernández Perera, Jesús: “Jesús María
Perdigón”. Estudios Canarios. Anuario del
Instituto de Estudios Canarios. Tomo xiv-xv.
1968-1970. La Laguna.
Tenerife , 1970, pp. 183-185.
[3] Hernández Perera, Jesús: op. cit.
Don Nicolás Perdigón
Oramas nació en La Orotava
el 10 de septiembre de 1853 y falleció en dicha Villa el 5 de enero de 1939.
Era primo hermano de doña Ignacia Oramas Medina —hija de don Pedro Oramas
Morales y doña Ana Medina Schwerer— quien, con su marido el comerciante sueco
Juan Bernardo Westerdahl, fueron los padres del crítico de arte Eduardo
Westerdahl Oramas.
Apco: Libro xxii de bautismos, f. 127r.
Archivo
parroquial de Nuestra Señora de la Concepción. La Orotava
En
catorce de Septiembre de mil ochocientos cincuenta años: Yo Don Domingo Brito y
Salazar Presbítero con licencia del Señor Don Buenaventura Padilla y Cabeza
Venerable Beneficiado Rector de esta Iglesia Parroquial Matriz de Nuestra
Señora de la Concepción
de la Villa de la Orotava y Examinador
Sinodal de este Obispado: bauticé solemnemente pose Óleo y Crisma a Nicolás,
Pedro, Luis, que nació en diez de dicho mes, hijo legítimo de Don Marcos
Perdigón y González y de Doña Basilisa Oramas: Abuelos paternos Francisco
Perdigón y Manuela González Hernández, naturales de dicha Villa: Maternos Pedro
Oramas natural del Realejo bajo, y María Morales, que lo es del Puerto de la Cruz ; fue su madrina la
expresada su abuela materna de esta vecindad, a quien advertí el parentesco
espiritual y demás obligaciones que previene el Ritual Romano, y lo firmé con
dicho Señor Beneficiado. Padilla, rubricado. Domingo Brito, rubricado.
Apco: Libro xx de defunciones, f. 278r.
Archivo
parroquial de Nuestra Señora de la Concepción. La Orotava: Nº 3. Nicolás Perdigón Oramas.
En
la Villa de la Orotava , Diócesis de
Tenerife, Provincia de Canarias [sic] a seis de Enero de mil novecientos
treinta y nueve. Yo el infrascrito Cura Párroco de esta Iglesia de la Concepción dispuse dar
sepultura eclesiástica al cadáver de D. Nicolás Perdigón Oramas, natural de
esta Villa y domiciliado en la calle de San Juan, de ochenta y cuatro años de
edad, hijo legítimo de Marcos y de Basilisa que falleció a las diez y ocho
horas del día de ayer. Era viudo legitimo de Doña Jorgina Hernández, dejando
sucesión de su matrimonio. Recibió los Santos Sacramentos. Y para que conste lo
firmo. Licenciado Manuel Díaz-llanos y Bautista. Rubricado.
[4] Hernández Perera, Jesús: op. cit.
[5] El
Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 14 de mayo de 1906.
[6] La Opinión. Santa
Cruz de Tenerife, 4 de septiembre de 1906.
[7] Arcvhivo Familia Perdigón: Diario III,
f. 8r; El Tiempo. Santa Cruz de
Tenerife, 8 de junio de 1907.
[8] El País. Santa Cruz de Tenerife, 27 de mayo de 1908.
El profesor Hernández
Perera aporta en su trabajo, ya citado, un repertorio de algunos de los
retratos y pinturas realizados en ese periodo por Perdigón: El ya mencionado de
don Antonio Casañas y otro de su esposa; don Nicolás y don Juan de Ponte; don
Tomás Salazar y Cólogan; la señora de Gutiérrez; don Luis Izquierdo Yumar; el
ingeniero don Agustín de Betancourt y Molina, por grabado, y el de Domínguez
Alfonso —pintado en Madrid en 1912— que se conserva en el Ayuntamiento; los de
su padre don Nicolás y su hermana doña Carmen. También cita una copia del Esopo
de Velázquez; un Salvador Eucarístico para la puerta del sagrario de Santo
Domingo de La Orotava
y una galería de tipos populares coetáneos, esculpidos
en madera con singular gracejo, que el escultor había obsequiado a su amigo
el escritor don Antonio Lugo-Viña y Massieu.
[9] El Progreso. Santa
Cruz de Tenerife, 10 de julio de 1908.
[10] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 21 de julio de 1908.
[11] La
Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 1 de agosto de 1908.
[12] El Tiempo. Santa Cruz de Tenerife, 12 de
enero de 1911; Gaceta de Tenerife.
Santa Cruz de Tenerife, 24 de febrero de 1911.
[13] Gaceta
de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 9 de junio de 1911; Las Canarias. Madrid, 9 de julio de
1911.
[14] La
Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 5 de marzo de 1912.
[15] Arcvhivo
Familia Perdigón: Diario III, f. 1. El
1º de mayo de 1912 recibí de Madrid el retrato de Domínguez Alfonso, hecho por
mi hijo Jesús, y en el mismo día lo remití al alcalde don Tomas Pérez Acosta,
por ser propiedad del Ayuntamiento.
[16] Vida Moderna. Periódico Reformista. La Orotava , 27 de noviembre
de 1913.
[17] Gaceta de Tenerife. Santa Cruz de
Tenerife, 11 de enero de 1915.
[18] La
Región. Santa Cruz de Tenerife, 25 de enero de 1915.
[19] Arcvhivo
Familia Perdigón: Diario III, f. 18r.
1915,
enero 28. En este día se embarcó Jesús para Madrid. Salió de casa a las 6 de la
mañana, y le acompañaron en el auto hasta la capital sus hermanos Carmen, Colás
y Pepe, también Conchita la de D. Ismael Izquierdo. Que Dios le acompañe y le
guíe en todos sus planes, y le libre de disgustos.
[20] Vida Moderna. Periódico Reformista. La Orotava , 20 de mayo de
1915. Véase también, VV. AA: La Pintura en el Instituto de Canarias. Instituto
de Canarias-Cabrera Pinto. San Cristóbal de La Laguna , 2005, pp. 40/41.
[21] Lago, Silvio: “La vida artística. Tres
escultores jóvenes”. La Esfera. Madrid , 7
de agosto de 1915.
[22] Gaceta
de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 21 de agosto de 1915.
[23] Vida Moderna. Periódico Reformista. La Orotava , 29 de julio de
1915.
[24] Arcvhivo
Familia Perdigón: Diario III, f. 18v.
1915.
Octubre, 12. Con esta fecha presentó solicitud al Excmo. Ayuntamiento de esta
Villa, suplicando la prórroga de otro año de pensión hasta que Jesús se asegure
su porvenir.
Arcvhivo Familia
Perdigón:
Diario III, f. 19r.
Octubre 14
de 1915. En la sesión de esta noche el Excmo. Ayuntamiento, por unanimidad,
acordó prorrogar a Jesús otro año de pensión que es el de 1916. El 15 de dicho
mes se le telegrafió a Madrid participándolo, y el 16 le escribí acompañándole
la carta de D. Tomás Salazar, y dándole todos los detalles de lo que se trabajó
para conseguirlo.
[25] Gaceta
de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 13 de agosto de 1918.
[26] Gaceta de Tenerife. Santa Cruz de
Tenerife, 30 de abril de 1919; El
Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 14 de julio de 1922.
[27] El
Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 2 de noviembre de 1918.
[28] Gaceta
de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 25 de julio de 1919.
[29] El Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 28
de febrero de 1921.
[30] Gaceta
de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 18 de octubre de 1924; La
Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 8 de julio de 1925.
[31] Pérez
Reyes, Carlos: Escultura Canaria
Contemporánea [1918-1978]. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Madrid,
1984, p. 80.
[32] El
Progreso. Santa Cruz de Tenerife, 5 de agosto de 1926; La
Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 6 de agosto de 1926.
[33] Abc.
Madrid, 12 de abril de 1930; La Prensa. Santa
Cruz de Tenerife, 15 de abril de 1930.
[34] La Prensa. Santa
Cruz de Tenerife, 2 de mayo de 1930.
[35] Gaceta
de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 22 de febrero de 1927.
[36] Gaceta de Tenerife. Santa Cruz de
Tenerife, 21 de mayo de 1927.
[37] Arcvhivo Familia Perdigón: Notas
sueltas.
9
de septiembre. Con esta fecha se embarco Jesús, Virginia y la niña para Madrid,
en el vapor Teide, y puso un
radio-grama del mismo vapor, telegrafió de Cádiz, y de Madrid a la llegada el
día 14.
[38] La
Prensa. Santa Cruz de Tenerife, 3 de agosto de 1927.
[39] La Prensa. Santa
Cruz de Tenerife, 2 de septiembre de 1927.
[40] La Prensa. Santa
Cruz de Tenerife, 6 de julio de 1927.
[41] Abc.
Madrid, 6 de noviembre de 1929.
[42] Gaceta de Madrid. Madrid, 15 de
diciembre de 1922, p. 1126.
[43] Hernández
Perera, Jesús: art. cit.
[44] La Emigración Española. Vida española en el extranjero. Año vi, número 24. Madrid, 30 de diciembre de 1918; Tierra Canaria. Edición facsímil.
Gobierno de Canarias, 2001. Año I, número 10. La Habana , diciembre de 1930,
pp. 9 y 16.
[45] Abc.
Madrid, 21 de febrero de 1932.
[46] Abc.
Madrid, 28 de enero de 1934.
[47] Hernández
Perera, Jesús: art. cit.
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