viernes, 2 de enero de 2015

Francisco de Aguilar y Fuentes y la litografía en Canarias


Francisco de Aguilar y Fuentes y la litografía en Canarias

por Carlos Gaviño de Franchy


Pierre Petit: Francisco de Aguilar
París, 28 de abril de 1865. 
Colección particular. Tenerife
       La infancia de Francisco de Aguilar transcurrió en la villa y puerto de Santa Cruz de Tenerife, donde vino al mundo el 5 de diciembre de 1823. Su padre, don Juan José de Aguilar Hernández, proveedor de tropas, había casado once años antes, en la parroquia matriz de la Concepción, con doña María Manuela de Fuentes Eduardo [1], y formado una familia numerosa. Pertenecientes ambos cónyuges a estirpes de la burguesía local [2]. Francisco ocupó el sexto lugar en la larga prole de nueve hijos que tuvo el matrimonio. En 1818 vivían los Aguilar en el número 47 de la calle del Pilar, con tres de los mayores: Juan, Dolores y Manuela, y dos sobrinos, Miguel y Luisa de La Hanty. Habitaban también en la casa don Francisco de Aguilar, soltero, empleado en la Real Aduana; doña Josefa Espinosa, tía del cabeza de familia, que tampoco había tomado estado, y cuatro criados [3].
Particularmente dotado para la actividad artística asistió, desde muy joven, a las clases que impartía don Lorenzo Pastor y Castro [4] en la Academia de Bellas Artes, con quien aprendió la técnica de la aguada. Cuando contaba veinticuatro años de edad participó de manera relevante en la constitución de la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, a cuya fundación contribuyó decisivamente, tal y como se desprende de lo narrado en un crónica que vio la luz en el periódico La Aurora, firmada por Un aficionado:

A fines del año último de 1846, se organizó en el seno de esta capital una sociedad de jóvenes artistas con el modesto propósito de ejercitarse en las artes del dibujo, de la pintura, escultura, y del grabado sobre madera y metal, auxiliándose mutuamente con sus observaciones, sus conocimientos, sus habilidades, y aun más con aquella noble emulación propia de las almas bien nacidas, con aquel ardiente anhelo de elevarse sobre los demás hombres que anima al verdadero artista; que le alienta en sus laboriosas tareas, le sostiene firme contra los clamores de la envidia, el olvido de sus conciudadanos, las acerbas y malignas criticas de los Prótas, y le hacen superar todos los obstáculos, todas las trabas, que retardan sus rápidos pasos en la carrera artística, hasta conseguir la realización de sus designios, el fin y la perfección de su obra, cuyo resultado es siempre la gloria del país que lo vio nacer y la admiración de la posteridad.
Francisco de Aguilar: Vista de Santa Cruz de Tenerife. Óleo/tela. 1845. Colección particular. Tenerife
Antes de entrar en el examen de esta bella y patriótica exposición, verificada los días 25, 26 y 27 del presente mes de diciembre en la sala principal de la Junta de Comercio, debemos tributar justos y merecidos elogios al creador de esta sociedad D. Pedro Maffiotte, quien en el viaje que hizo en 1846 a Italia, cuna de las Bellas Artes europeas, en medio de la Ciudad de los Césares, de las ruinas de Pompeya y Herculano, de las maravillas artísticas del Pueblo-Rey, concibió un pensamiento eminentemente patriótico, el de establecer en el suelo que le dio el ser una academia de jóvenes artistas a los que pudiera comunicar los nuevos conocimientos que había adquirido en su peregrinación por África; Francia e Italia. En efecto, a su regreso a Santa Cruz, manifestó su proyecto a los señores don Nicolás Alfaro, don Francisco Aguilar y don Bernabé Rodríguez, quienes le dieron mayor amplitud, agregándose once socios más, y formando los estatutos de la sociedad denominada de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife; en el día, anunciamos con la mayor satisfacción la reunión de nuevos socios cuyas obras contribuirán al brillo de esta institución.



Pierre Petit: De izquierda a derecha: 
Nicolás Alfaro, Francisco de Aguilar, 
Juan La Roche y Agustín Guimerá.
 París, 28 de abril de 1865. 
Colección particular. Tenerife
      Establecida la sociedad, y antes de dar principio a sus trabajos, don Pedro Maffiotte facilitó a las diferentes secciones de dibujo, pintura al óleo y á la aguada, de perspectiva, de escultura y grabado de que se compone, varias obras de arte y algunos grabados de ornato, pero, lo que más ha llamado nuestra atención es que careciendo la clase de escultura de materiales para sus ensayos, este hábil artista creó piedras en las cuales se han ejecutado aquellos lindos relieves que hemos examinado en esta exposición, de que hablaremos mas detenidamente, así como de las demás producciones de los socios, en el artículo siguiente, limitándonos por ahora a lo que atañe a la parte orgánica de la Sociedad.
Empero, vencidas estas primeras dificultades, los jóvenes alumnos de las musas tropezaron con otras mil capaces de desalentar a quienes no se sintiesen como ellos poseídos del numen artístico; casi sin modelos, sin pinceles, sin pintura, sin piedras, sin obras didácticas y sin maestros, ellos fueron a la vez maestros y discípulos; ellos tradujeron del francés al castellano la obra de Thénot, la única que pudieron proporcionarse sobre la perspectiva; ellos, en fin, crearon sus piedras, confeccionaron sus colores y pinceles, e idearon sus modelos: con estos limitados y escasos recursos quince jóvenes han producido en el corto espacio de un año 68 cuadros de todos tamaños, clases y géneros, 14 piezas de escultura, varios grabados en metal y una obra de mecánica, o martinete propio para clavar grandes palos herrados en el fondo del mar.
Además de esta prueba incontestable de sus habilidades, estos artistas han corroborado del modo más convincente, con la exposición pública de sus obras, una verdad trascendental que debe fijar la atención de los buenos patricios, excitar su celo hacia cuanto pueda proporcionar ilustración y gloria al suelo patrio cuyo porvenir les está confiado, y es la privilegiada organización de los hijos de Santa Cruz, de todos los isleños canarios, para las Bellas Artes; en efecto, no hay más que tender la vista en derredor nuestro, y por doquier veremos brotar aventajadas inteligencias que crecen, se engrandecen como por encanto, brillan con obras superiores a su edad, y de quienes no se debieran esperar sino débiles ensayos: tales las encontramos en el dibujo, en la pintura, escultura, literatura, poesía; música, y aun en las artes mecánicas. Pero, al mismo tiempo que las musas prodigan a manos llenas estas preciosas dotes a sus favoritos, les rehúsan, por otra parte, los medios necesarios para entregarse con descanso y esparcimiento a sus artes predilectas: parece que esas maliciosas hijas de Mnemosina han querido excitar con esa privación el ingenio de los artistas, así como el sabio médico manda la dieta al hombre hastiado de exquisitos manjares, a fin de aguzar su apetito: mas, como con la dieta extremada las fuerzas vitales llegarían por fin a debilitarse, de la misma manera el artista desmayará en su empeño, en sus nobles tareas cuando le falten los auxilios y la protección de que necesita para dar libre curso a sus facultades, y mayor impulso a su ingenio. En este estado se halla la nueva sociedad artística, así como en otro igual se hallan las demás de esta capital, no sosteniéndose desde tantos años sino a fuerza de repetidos sacrificios personales, sin más premios que el de ser útiles al país.

Francisco de Aguilar: Juan de Iriarte. Litografía. Ca. 1848. Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife
 Francisco de Aguilar: Tomás de Iriarte. Litografía. Ca. 1848. Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife
Sin embargo, al examinar aquellas producciones, e íntimamente penetrado de su grande importancia, el señor Jefe Superior político ha ofrecido espontáneamente su ilustrada protección a la sociedad, facilitándole desde luego una magnífica colección de grabados de su pertenencia. Con igual beneficio ha sido favorecida por don Sabino Berthelot cónsul de Francia en esta provincia, siempre entusiasta por las glorias de nuestro país y amante sincero de los artistas de mérito; quien ha facilitado a los jóvenes socios una numerosa y escogida colección de pinturas, dibujos, grabados, litografías, obras didácticas y ha ofrecido pedir colores a las fábricas más nombradas de París.
En cuanto a nosotros, no permaneceremos espectadores indiferentes de un suceso notable en los anales de nuestras artes; procuraremos cooperar con todos los medios que estén a nuestro alcance, al fomento de esta empresa ideada y llevada a cabo por aquellos jóvenes compatriotas, la que logrando mayor extensión, desarrollo y solidez prepara tal vez días de gloria y provecho a estos artistas beneméritos y a la patria que ha saludado con alborozo sus esfuerzos [5].

    

Pereira Pacheco: 
Bartolomé Cairasco de Figueroa
En el número siguiente del citado periódico, publicado el 9 de enero inmediato, uno de los socios puntualizaba que:
Aunque los jóvenes de esta sociedad no han visto pintar prácticamente a ningún maestro, casi todos han recibido explicaciones y consejos de don Lorenzo Pastor para la pintura al óleo, así como la mayor parte de las miniaturas y paisajes a la aguada fueron ejecutados con anterioridad a la formación de la Sociedad y bajo la dirección del mencionado don Lorenzo Pastor.
      En las exposiciones, organizadas por la Sociedad de Bellas Artes fueron mostrados al público, junto con sus primeras experiencias en la práctica de la técnica litográfica; paisajes al óleo, muchos de ellos de temática naval; dibujos y algunos pequeños trabajos a la aguada, obra todos de Francisco de Aguilar y es posible que entre ellos figurara el retrato de Joseph de Viera y Clavijo, que lleva fecha de ese año y correspondería al que se cita en el catálogo tan sólo como miniatura [6]. El retrato, de 12,6 x 7,9 cm, parece copia de un original de Antonio Pereira Pacheco, actualmente en paradero desconocido, que formaría parte de una serie en la que debieron figurar, al menos, otros dos con las efigies de Bartolomé Cairasco de Figueroa y Antonio de Viana. Esto nos llevó a creer hace algún tiempo que la copia de Aguilar fuera obra de Pereira Pacheco, hasta que reparamos en que se encontraban en la parte inferior del mismo las iniciales de aquel y el año de su ejecución: 1847. Comparando los retratos de Viera y Cairasco, es fácil percibir una mejor capacidad técnica en el que representa al primero, en detrimento de la torpe ejecución del segundo, acorde con la producción del prebendado.

Francisco de Aguilar: José de Viera y Clavijo
Aguada. 1847. Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife
      Desde la primera muestra de 1847 y hasta el año 1852 se sucedieron, siempre durante el mes de diciembre, otras seis exposiciones [7], a la mayor parte de las cuales concurrió con diversas producciones de su ingenio nuestro artista, así como a la que se llamó de Artes e Industria, propiciada por la Sociedad Literaria de Las Palmas, que tuvo lugar en 1853, y a la que envió un paisaje a la aguada con entonaciones bien entendidas [8]. Y si en la primera de ellas se hace patente la euforia de los isleños tras la erradicación de la epidemia de fiebre amarilla, en la de 1851 el panorama resulta desalentador:

      Pobre parecerá a primera vista su resultado, atendido el número de cuadros, comparado este con el de los años anteriores, especialmente si no se tiene en cuenta los tristes acontecimientos que han llenado de luto y consternación a la provincia. Pero lamentando la pérdida de artistas de mérito y de personas queridas; después de haber pasado la mejor parte del año afectados por el desgraciado estado de la isla vecina, la tranquilidad y el gusto, tan necesarios al artistas, nos han faltado y esta es la causa de haberse visto con sentimiento abandonados los colores en la paleta [9].


Belza: Pedro Mariano Ramírez. Fotografía. 
Ca. 1860. Colección particular. Tenerife
Como es sabido, se debe a don Pedro Mariano Ramírez la introducción, en 1848, de la prensa litográfica en el archipiélago, cuyo primer ensayo —un dibujo con tema de paisaje del pintor canario Francisco Aguilar— publicóse en el periódico “La Aurora”, escribe don Sebastián Padrón Acosta a este respecto. Más valdría decir que se estampó aparte, y que la finalidad de la lámina era servir de portada a los números del semanario —que había comenzado a editarse el 5 de septiembre de 1847— una vez encuadernados en un tomo [10]. A la vista de su corta producción como artista gráfico, podríamos llegar a concluir que si bien su amigo Cirilo Romero dedicó su esfuerzo a la práctica del grabado en madera, Aguilar optó por el aprendizaje de la técnica del lápiz litográfico y no podemos dejar de preguntarnos si dos conocidas, aunque raras, láminas anónimas estampadas en color en la Litografía de F. Appel de París, que representan la Plaza de la Constitución y la Alameda del duque de Santa Elena, fueran obra de su mano [11]. Sobre las que no cabe duda, por estar firmadas con sus iniciales, son aquellas que reproducen los retratos de don Juan y don Tomás de Iriarte, elaboradas en el tórculo de La Isleña, propiedad del citado don Pedro Mariano Ramírez y que constituyen un fiel reflejo de los grabados abiertos por Espinosa y Ametller con las efigies de dichos personajes en la centuria anterior.
También en 1848 pintó al óleo, y firmó en el reverso, una tela que lleva por título Bombardeo de Tenerife por la escuadra de Nelson el 25 de julio de 1797 que, junto con otra de la misma temática, Desembarco de tropas inglesas para el asalto a Tenerife, 25 de julio de 1797, pasaron a formar parte de las colecciones del Museo Naval de Madrid en 1883, y contribuyeron a que Manuel Ossorio y Bernard incluyera el nombre de Aguilar —y el de su hermano Abel— en su Galería biográfica de artistas españoles del siglo xix. [12]. Dos años más tarde fue elegido académico de número de la Real de Bellas Artes de San Miguel Arcángel de Canarias y, el 28 de diciembre de 1859, se le confirmó tal distinción con carácter honorario [13].


Alternó Francisco de Aguilar su actividad artística con el desempeño de una ayudantía de Obras Públicas de la provincia —fue ayudante primero del Cuerpo de Ingenieros — y su labor como maestro de obras. En este aspecto habría que destacar su participación en la fábrica del edificio de la Asociación de Socorros Mutuos y Enseñanza Gratuita de Santa Cruz de Tenerife, de la que fue vicepresidente [14], cuyas obras dirigió de forma desinteresada de 1869 a 1885, año este último en que fue sustituido por el arquitecto titulado don Manuel de Oráa y Arcocha [15]. Pero no fue esta la única obra que asumió de manera gratuita, pues también fue autor del proyecto del Puente Nuevo en la avenida de la Asunción, cuyos trabajos coordinó hasta su conclusión [16].

Francisco de Aguilar [atribuído]: Plaza de Santa Cruz de Tenerife. Litografía F. Appel. Paris. 1867. 
Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife
Francisco de Aguilar, ciudadano ejemplar y patriota entusiasta, militó en las filas del partido liberal progresista y participó en cuantos proyectos significaron avance y mejora de las infraestructuras de su ciudad natal, aceptando la dirección de la Sociedad de Edificaciones y Reformas Urbanas de Santa Cruz de Tenerife que desempeñó desde el año 1891, hasta el de 1898, en que fue relevado por don Marcos Peraza y Vega [17].
Colaboró con el astrónomo Charles Piazzi Smyth, para el que construyó un calibrador de mareas en septiembre de 1856, y con Alfred Samler Brown a quien proporcionó datos de carácter meteorológico relativos a Santa Cruz de Tenerife, que figuran en su libro Madeira, Islas Canarias y Azores [18].
Falleció soltero en Santa Cruz de Tenerife, el día 10 de noviembre de 1905, en la casa familiar de la calle del Pilar, cuando contaba ochenta y tres años de edad [19]. La prensa destacó, en diversas necrológicas, la valía del prócer:
Con su muerte pierde su familia un miembro cariñosísimo, la sociedad un
ciudadano ejemplar por sus virtudes y Santa Cruz un patriota entusiasta, decidido y fervoroso. Cuantos le conocieron y trataron llorarán su desaparición como de cosa propia. Nuestro Diario pierde también un colaborador que en muchas y repetidas ocasiones y hasta hace muy pocos días nos ayudaba con sus notas y consejos, inspirados siempre en su gran experiencia y en su acendrado patriotismo.
Por repetición dolorosa nos arrebata la despiadada muerte un patriota más, un tinerfeño de corazón incorruptible, un alma grande que vivía separada de estas actuales miserias, consagrada al amor de este pueblo, a la defensa de sus intereses.
Innumerables servicios le debe el pueblo de Santa Cruz de Tenerife al inolvidable patricio, ejemplo de probidad y honradez que ha de seguir la juventud tinerfeña si desea desterrar de su seno los gérmenes infecciosos de la osadía y el atrevimiento [20].

Autógrafo Francisco de Aguilar

Al tiempo que informaba, dos años más tarde, de algunos objetos curiosos que había legado al Museo Municipal y que fueron entregados por sus herederos a su director, don Teodomiro Robayna, entre otros una cabeza de guanche momificada, una pequeña colección de minerales del país, tres ejemplares de plantas marítimas y una mandíbula de pez de sierra [21].


Notas
[1] Apcsc: Libro xvi de Bautismos de bautismos, f. 111r. Nació el 5 de diciembre de 1823 y fue bautizado al día siguiente. Agradezco la trascripción de  los datos de esta partida al historiador Victorio Heredero Gascueña.
Apcsc: Libro x de Matrimonios, f. 30r. El matrimonio tuvo lugar el 21 de febrero de 1811. La biografía de Francisco de Aguilar ha sido objeto de estudio por parte del profesor Manuel Á. Alloza Moreno, quien la incluyó en su trabajo: La pintura en Canarias en el siglo xix. Aula de Cultura de Tenerife. Madrid, 1918. Véase Fernández de Bethencourt, F. et alt: Nobiliario de Canarias. Tomo iii. La Laguna de Tenerife, 1959.
[2] El primero de los miembros de esta rama de la familia Aguilar en establecerse en las islas fue don Francisco José de Aguilar y Escobar, natural de Álora en Málaga, que falleció en Santa Cruz de Tenerife el 15 de marzo de 1774. Su hijo, don Juan de Aguilar y Martínez contrajo matrimonio en Antequera con doña Josefa Hernández Espinosa y fueron padres de don Juan José de Aguilar Hernández, casado en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción del citado puerto, el día 21 de febrero de 1811, con doña María Manuela de Fuentes y Eduardo. Esta señora descendía de Pedro de Fuentes, quien al parecer fue conquistador de Tenerife y La Palma, formando parte como peón de la compañía del capitán Bartolomé de Estupiñán, de acuerdo con las menciones que de él hacen Antonio de Viana en el canto undécimo de las Antigüedades de las Islas Afortunadas y fray Juan de Abreu Galindo en su Historia de la conquista de las siete Islas Canarias, circunstancia ésta que, sin embargo, no ha podido probarse documentalmente hasta ahora.
[3] Santa Cruz de Santiago de Tenerife. Padrón Municipal. 1818. Introducciones de Febe Fariña Pestano y Daniel García Pulido. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Madrid, 2009, p. 313.
[4] Para la biografía del pintor y académico don Lorenzo Pastor y Castro [1784-1860] véase Alloza Moreno, Manuel Ángel: La pintura en Canarias en el siglo xix. Aula de Cultura de Tenerife. Madrid, 1918.
[5] La Aurora. Santa Cruz de Tenerife, 2 de enero de 1848.
[6] Los retratos de Viera y Cairasco, que formaron parte de la colección del Museo Villa Benítez, se conservan actualmente en el Fondo Anselmo Jacinto Benítez de la Biblioteca Municipal de Santa Cruz de Tenerife. Del que representaba al poeta Antonio de Viana, no hemos alcanzado a ver más que una reproducción muy retocada inserta, a manera de frontispicio, en la edición de 1905 de las Antigüedades de las Islas Afortunadas…, impresa por la Tipografía de La Laguna, Herradores 55, que estuvo al cuidado de don José Rodríguez Moure.
[7] Participó Aguiar, con las obras que a continuación se citan, en las exposiciones celebradas en 1847, 1848, 1849, 1850 y 1852. 
Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
Exposición de la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife: diciembre de 1847. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Isleña, 1847.
6 p.; 16 cm.
—Paisaje al óleo, copia de una lámina.
San Francisco de Padua, copia de otra igual.
—Paisaje en miniatura.
—Paisaje en miniatura.
Fragata de guerra a pique, a dos creyones.
La Caridad, del Correggio, miniatura, copia de un grabado.
El Invierno, miniatura.
Predicación del Salvador, miniatura, copia de una pintura al óleo.
—Miniatura.
Pérdida del Benedito, borrón a dos creyones.
Vista de Santa Cruz de Tenerife, al óleo.
Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
Exposición de la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife: diciembre de 1848. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Isleña, 1848.
7 p.; 16 cm.
Pesca de noche en la bahía de Santa Cruz de Tenerife, copia de una litografía.
—Una cabeza, también al óleo, copia.
Plaza de la Constitución de dicha ciudad, sacada y litografiada por el mismo. —Estudio de retratos al pastel.
Vista del muelle de esta capital al lápiz plomo.
Puerto de Naos al pastel.
Charco de San Ginés, también al pastel.
Puerto del Arrecife, al lápiz plomo.
Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
Exposición de la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife: diciembre de 1849. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta, Litografía y Librería Isleña, 1849
5 p.; 16 cm.
Naufragio de la fragata inglesa Brooke, al óleo.
Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
Exposición de la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife: diciembre de 1850. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Isleña, 1850.
14 p.; 16 cm.
Interior de una Iglesia Católica en la Siria, al temple.
Incendio del bergantín francés, “The Fame”, en la Rada de Santa Cruz de Tenerife, al óleo.
Barco pescador de la bahía de Douarnenez, al óleo.
Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
Exposición de la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife: diciembre de 1851. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta, Litografía y Librería Isleña, 1851
12 p.; 16 cm.
Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
Exposición de la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife: diciembre de 1852. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta Isleña, 1852.
7 p.; 16 cm.
—Retrato, a la aguada.
— Aguada, copia de Villaamil.
[8] El Porvenir de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria,  4 de junio de 1853.
[9] Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife
Exposición de la Sociedad de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife: diciembre de 1851. Santa Cruz de Tenerife: Imprenta, Litografía y Librería Isleña, 1851.
El Museo Canario. Fondo Luis Maffiotte. Véase también: Cola Benítez, Luis: Santa Cruz, bandera amarilla. Epidemias y calamidades [1494-1910]. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. 1996.
[10] Véase, Padrón Acosta, Sebastián: Retablo Canario del siglo xix. Edición, notas e índices de Marcos G. Martínez. Biblioteca de Autores Canarios. Aula de Cultura de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, p. 36, y Zamora Lloret, Josefina: Estudio sobre La Aurora, semanario de Literatura y Artes [1847-1848]. Ediciones Nuestro Arte. Santa Cruz de Tenerife, 1980.
[11] La prestigiosa casa F. Appel de París tenía establecidos sus talleres en el 12 de la Rue du Delta, y sucursales en la ciudades de Burdeos y Lion. El 28 de abril de 1865 Francisco de Aguilar dedicó el retrato individual que le había tomado el prestigioso fotógrafo Pierre Lanith Petit, en su estudio parisino, en el transcurso de la misma sesión en que se obtuvo otro de grupo en el que figura con sus amigos Nicolás Alfaro y Brieva, Juan La Roche Siera y Agustín E. Guimerá Castellano. En la fecha en que se produjo este viaje, Appel disfrutaba ya de reconocido prestigio en las artes gráficas y pudo muy bien ser el suyo el obrador elegido por Francisco de Aguilar para estampar sus vistas de Santa Cruz.
[12] Pintor contemporáneo, individuo de la Academia de Bellas Artes de Canarias, y representante de la de San Fernando en la comisión de monumentos históricos y artísticos de dicha provincia. En el Museo Naval figuran dos obras de este artista con los números 532 y 533, representando los Ataques de las Islas Canarias por el contraalmirante Nelson en 22 y 25 de julio de 1797.
En la Exposición provincial de Agricultura, Industria y Bellas Artes celebrada en la ciudad de las Palmas en 1862 le fue concedida una medalla de bronce por su Vista del puerto de Arrecife, pintada a la aguada.
Ossorio y Bernard, Manuel: Galería biográfica de artistas españoles del siglo xix. Ediciones Giner. Madrid, 1975, p. 9
[13] Académico Honorario el 28 de diciembre de 1859. Académico de Número propuesto el 31 de julio y elegido el 25 de septiembre de 1851.
[14] La Democracia. Santa Cruz de Tenerife, 26 de marzo de 1881
[15] Su actividad como maestro de obras ha sido estudiada por la doctora Candelaria Hernández Rodríguez. Véase Hernández Rodríguez, María Candelaria: Los maestros de obras en las Canarias Occidentales [1785-1940]. Aula de Cultura de Tenerife. Cabildo de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 1992.
[16] Diario de Avisos. Santa Cruz de Tenerife, 14 de mayo de 1997.
[17] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 28 de marzo de 1891.
La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 24 de junio de 1898.
[18] Piazzi Smyth, Charles:  Teneriffe, an astronomers experiment. London, 1858, p. 437.
Samler Brown, Alfred: Madeira, Islas Canarias y Azores. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, 2000, p. 174.
[19] Registro Civil de Santa Cruz de Tenerife. Libro lii, f. 219. Sección iii.
[20] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 10 de noviembre de 1905.
[21] La Opinión. Santa Cruz de Tenerife, 22 de julio de 1907.




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